Cuba Ala Décima

De Las

Tunas

Liliana
Rodríguez
Peña, primer
premio del concurso
nacional de repentismo
Chanchito Pereira

Una muchacha que se destaca por igual en la escritura y la oralidad de la décima

Como cada año se dio cita en la Casa Naborí, en el municipio matancero de Limonar, una representación de noveles poetas improvisadores para participar en la XVII edición del concurso nacional de repentismo para jóvenes Chanchito Pereira. Desde la primera sesión se impuso Liliana Rodríguez Peña, quien por primera vez compitió en este evento y a pesar de no estar en óptimas condiciones físicas por un reciente accidente de tránsito, un par de muletas no pudo menguar su victoria: terminó en primer lugar y obtuvo además el premio de la popularidad. En segundo puesto quedó el pinareño Sindy Manuel Torres y en tercero Néstor Gutiérrez, de Mayabeque. El premio al mejor cantor que otorga la Casa Iberoamericana de la Décima El Cucalambé, de Las Tunas, le fue entregado esta vez al poeta Ernesto Guerra (hijo). (Vea información original en el sitio web de la Casa Iberoamericana de la Décima).

Formada simultáneamente en los talleres de repentismo infantil y en los talleres literarios, Liliana Rodríguez Peña (Puerto Padre, Las Tunas, 1991) es un singular caso de probado talento para la décima en sus dos vertientes: escritura y oralidad. Eso se puso en evidencia ya en diciembre del 2009, cuando descolló entre competidores de las dos variantes. En esa ocasión alcanzó el segundo escaño en el IX concurso de repentismo y tonadas Hermeides Pompa y mereció el lugar cimero en el concurso nacional Décima y tradición con su cuaderno La levedad del espejo, mediante un jurado nada complaciente, presidido por Renael González Batista e integrado por Argel Fernández y Agustín Serrano.

Fue la primera vez —al menos hasta donde tiene referencias quien escribe— en que a sus manos fueron lauros de las dos modalidades, pero no fueron sus primeros resultados: Atrás quedaban sus galardones en el V Encuentro Nacional de Talleres Literarios Infantiles 2005, y en el mismo 2009, el Premio al mejor poeta joven en el Portus Patris, de la AHS; el Premio de décima en el Taller Literario Provincial, e igual reconocimiento en el concurso del Grupo Iberoamericano Amigos de la Décima Espinel-Cucalambé. Ya se sabe que hay personas para las cuales los resultados de certámenes no dicen mucho —y tienen todo su derecho a pensar así— y a ellas digo que para corroborar lo dicho bastaría con leer, de esta joven poetisa, su poema Resurrección del polvo, o la estrofa con que abre su cuadernillo La levedad del espejo, glosando dos versos del emblemático Alberto Garrido:

Pero afuera el mundo llueve
hilos de niebla vacía,
la lumbre de cada día
dándonos su gota leve.
La lluvia no se conmueve
de mi pupila en pedazos.
Sigo en busca de otros pasos
que me conduzcan a Roma
pero el mundo se desploma
a gritos sobre mis brazos.