Por su libro Extraños ritos del alma
Junior Fernández Guerra nació en 1984 en Novosibirsk, antigua URSS, pues sus
padres, cubanos, estudiaban allá. Pero su formación ha sido en Cuba, en Las
Tunas, donde reside. Además de poeta es narrador, Licenciado en
Ciencias Pedagógicas, instructor literario, egresado del Taller de técnicas
narrativas del Centro de formación Onelio Jorge Cardoso, y miembro de la Asociación
Hermanos Saíz. Ha merecido por su quehacer literario diversos lauros, entre
ellos el Premio
del III concurso nacional de décima escrita Toda luz y toda mía (2014), con
su conjunto titulado Amar,
temer, partir. Es director del Proyecto de promoción literaria y
publicaciones alternativas EncaminARTE.
Acerca de su libro ahora
premiado, Extraños ritos…, Junior comentó a la periodista Zucel
de la Peña Mora, del tunero Periódico
26, que la temática del suicidio late como hilo conductor de las páginas:
"Conversando con un amigo me di cuenta de que la mayoría de los escritores
que había leído, se habían suicidado. Me puse a pensar qué puede impulsar a una
persona a tomar la decisión de quitarse la vida, qué razones pueden ser de
tanto peso como para que uno decida no existir más". (…) Un profundo
estudio de cada personalidad antecedió a la consumación del texto, por el que
se pasean nombres como el de Reynaldo Arenas, Emilio Salgari, Alfonsina Storni
y Silvia Platt. "Es mi homenaje a ellos. Cada poema está dedicado a un
artista, todos llevan una cita suya y lo que trato de alguna manera es
dilucidar qué intenciones tenían, qué motivaciones los llevaron al suicidio.
Resulta un libro bastante oscuro, pero era la inquietud que yo tenía, y debía
sacar eso afuera". De ese libro es este poema:
LA HABANA, 1997
(…) no soy más que un vecino
asomado a su balcón prestado entre balcones.
Quién me mira desde allá abajo y quién lo
mira a él desde aquí arriba.
Ángel Escobar
Otra
duda me apuñala en la orilla de este pozo
un
aire de calabozo
una
herida que acicala mi nacimiento
y
escala sobre la muerte infinita de la ciudad
¡la
maldita ciudad!
la
última piedra
será
una voz que no medra
sobre
la fuente marchita que transito
la
oquedad me consume
no
hay clemencia para mí
la
intermitencia de mis palabras
la
edad de mis pasos
la
verdad
corta
mi lengua de cuajo
y
grito a Dios:
¿Quién
carajo me salvará del abismo?
El
salto es un silogismo…
No
puedo
caer
más
bajo
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Escobar cultivó una poética
profunda y real, sin discursos banales ni superfluos. Su afán por desentrañar
los misterios existenciales de la vida y la muerte, el dolor y la resistencia,
la angustia, devinieron en alucinaciones y desarreglos esquizoides. Según
Enrique Saínz, “(…) el poeta pudo elegir entre el silencio y la palabra, entre
el sufrimiento callado y la poesía angustiada, entre la poesía tonta y la suya,
desesperada y anhelante de transparencia, conocimiento. (…) Casi a punto de
cumplir los cuarenta años decidió una tarde sentarse en el balcón de su
apartamento y se dejó caer.
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Etiquetas: concursos, Cucalambé, décima, jóvenes, Las Tunas, libros, poesía, premios
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