Con el poeta de las praderas
Breve cambio de impresiones
Del poemario Cántaro
inverso, ganador del Premio
Iberoamericano Cucalambé en el 2004 y publicado por la Editorial
Sanlope en 2005, es este poema en una sola décima en metro
endecasilábico con rimas asonantes y dispuesta en formato de prosa, a la manera
de un diálogo. En ella el sujeto lírico intercambia con una figura mítica de
las culturas aborígenes de Norteamérica, el comanche Parra
Wa Samen, conocido como el poeta de las praderas, cuya frase “No
hemos sido hechos para llorar una vez solos” —expresión cabal de la filosofía
prístina de esas naciones fundacionales despojadas por la barbarie colonial que
casi arrasó con ellas— motiva el místico contrapunto con quien escribe.CON EL POETA DE LAS PADRERAS
—Una relectura de Caperucita
—Una relectura de Pinocho
—Jonathan encadenado
—¿Tú eres quien duerme?
—Llamo a Perrault
—Vámonos, Gato, a otro cuento
—Silencio de la abadía
—Visitaciones del cuervo
—Letanía en sed mayor
—La luz le viola los peces…
—Colombia es el violonchelo…
—Pobres joyas sin tus dedos
—Recordando a Gamzatov en el puerto de Veracruz
—Idilio vivo
—Jueves / viernes
—Pre-Scriptum
—Post-Scriptum
—Carta al manco que no quería acordarse
—Hoy mi padre cumple cien años
—Para un retrato de Yazmina
—Cincuenta años en la prensa
Examen de fe, de José Luis Serrano (2001).
Otra vez la nave de los locos, de María de las Nieves Morales (2002).
Cántaro inverso, de Pedro Péglez González (2004).
Toque de queda, de Carlos Esquivel (2005).
Atormentado de sentido, de Ronel González (2006).
Bitácora de la tristeza, de Alexander Besú (2007).
Los Césares perdidos, de Odalys Leyva (2008).
Cicatrices de sal, de Irelia Pérez Morales (2009).




1 Comentarios:
A la/s 8:35 p.m.,
Unknown dijo...
Me encantan estos poemas, ese Cántaro Inverso tan perfecto y esa erudición tan agradable.
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