Del libro Cántaro inverso (Premio Iberoamericano Cucalambé 2004; Editorial Sanlope, 2005).
En aquella saga romántica, a sabiendas casi púber, el poeta y ella flotaban por encima del mundo que les rodeaba. Así, una noche, ante el acogedor puerto de Veracruz, él le recitó un poema de Rasul Gamzatov (Daguestán, 1923-Moscú, 2003, considerado Poeta Nacional de Daguestán) en que el bardo afirma a su enamorada que cuando nadie la ame será porque él ha muerto. Así nació, después, este poema.
RECORDANDO A GAMZATOV
EN EL PUERTO DE VERACRUZ
fluyendo hacia mi altar, los cien espejos
que nos vieron un hambre de conejos
entre los dedos casi vellocinos.
Siempre tendrás mis súbitos Mambrinos
para ganarle flor a alguna guerra
con mi risa de verde. Y si se cierra
la ventana del sol, de Dios la escama,
si nadie llueve ya, si nadie llama,
es que te ama mi puerto bajo tierra.
Otros poemas de Cántaro inverso, aquí publicados:
—Una relectura de Caperucita
—Una relectura de Pinocho
—Jonathan encadenado
—¿Tú eres quien duerme?
—Llamo a Perrault
—Vámonos, Gato, a otro cuento
—Silencio de la abadía
—Visitaciones del cuervo
—Letanía en sed mayor
—La luz le viola los peces…
—Colombia es el violonchelo…
—Pobres joyas sin tus dedos
—Hoy mi padre cumple cien años
—Para un retrato de Yazmina
—Cumplo cincuenta años en la prensa
Examen de fe, de José Luis Serrano (2001).
Otra vez la nave de los locos, de María de las Nieves Morales (2002).
Cántaro inverso, de Pedro Péglez González (2004).
Toque de queda, de Carlos Esquivel (2005).
Atormentado de sentido, de Ronel González (2006).
Bitácora de la tristeza, de Alexander Besú (2007).
Los Césares perdidos, de Odalys Leyva (2008).
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