Palabras, silencios y aguas que tributan
En la foto, Caridad González Sánchez, Premio
Cucalambé.
La sostenida revitalización que acusa, en las
últimas décadas, la poesía cubana escrita en estrofas de diez versos, es
fenómeno artístico de una plurivocidad significativa, reveladora de un abanico autoral
no menos plural, tanto en sus procedencias generacionales como en sus ubicaciones
geográficas. De ello parece dar fe, entre otros muchos termómetros posibles, el
Premio
Cucalambé, que en su etapa llamada iberoamericana, desde el
año 2000 hasta la actualidad, suma 16 ediciones del certamen —no se convocó en
el 2011— y ha reconocido con el máximo galardón a 17 escritores —cinco de ellos
mujeres—, representativos de la mitad de las provincias del país.
Caridad
González Sánchez (Santa Clara, Villa Clara, 1945) lo acaba de ganar en la versión premiada en la pasada
49 Jornada Cucalambeana. Veterana en estas lides, tiene entre sus
antecedentes el Gran
Premio Décima al filo, el Premio
del concurso nacional de glosas Canto alrededor del punto y el Premio
Ala Décima 2011 con su cuaderno Diatriba,
después de haber merecido dos lauros accesorios en ese certamen, así como Mención
en el Premio Iberoamericano Cucalambé del 2010 con su decimario Adagio para cuerdas. Su primer poemario, Décimas en D Mayor para violín y piano (Santa Clara, Editorial Capiro, 2002), “se presenta como una suite donde
se mezclan los sonidos musicales con la duda existencial”, al decir de la
investigadora y poetisa Mariana
Pérez Pérez. Otro acercamiento a su
quehacer decimístico puede verse en la antología on line Arte poética.
Rostros y versos, del poeta salvadoreño André Cruchaga.
De
su volumen Palabras del emigrante,
ahora laureado, y gracias a su gentileza, adelantamos este poema en décimas
endecasílabas, dispuestas en formato de prosa poética, en el cual pareciera
asentir a alguno de los presupuestos apuntados en el presente comentario:
HAY BARCOS QUE SE HACEN DE PAPEL
los mares se disgustan, los reprenden, los poetas los roban y los venden
para poder soñar.
¿Bajo qué piel dormitan sus mañanas? ¿Qué vergel destrozado los llevará al
camino que detestan andar?
¿Será que un trino los hacía tenderse en otras ansias?
Orillas espumosas sin fragancias, postales que definen el destino.
¿Si esos barcos son punto de partida para seguir bogando en otra nube,
entonces por qué lloran? Nunca tuve los vientos a la espalda.
Consentida, la noche nos silencia su mordida y es como un tibio escorzo
entre la miel.
Hay barcos que se hacen de papel.
Los poetas escapan, se desprenden de sus sueños y sin pudor los venden.
Hay barcos que se hacen de papel.
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VILLA
CLARA
EN NUESTRA SECCIÓN CUCALAMBÉ, VEA ÍNTEGRAMENTE ESTOS
LIBROS GANADORES DEL PREMIO IBEROAMERICANO CUCALAMBÉ:
(In)vocación por el paria,
de Pedro Péglez González (2000).
Examen de fe,
de José Luis Serrano (2001).
Otra vez la nave de los locos,
de María de las Nieves Morales (2002).
Cántaro inverso,
de Pedro Péglez González (2004).
Toque de queda,
de Carlos Esquivel (2005).
Atormentado de sentido,
de Ronel González (2006).
Bitácora de la tristeza,
de Alexander Besú (2007).
Los
Césares perdidos, de Odalys Leyva (2008).
Cicatrices
de sal, de Irelia Pérez Morales
(2009)
El
libro de los desterrados, de C. Esquivel y Diusmel
Machado (2010)
Nosotros
los cobardes, de Alexander Aguilar y J.
Betancourt (2012)
Etiquetas: Cucalambé, décima, libros, mujeres, poesía, premios, Villa Clara
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