En la pasada Jornada
Cucalambeana
Rigoberto
Fernández Castillo cuenta con una amplia relación de galardones en
certámenes literarios. Tiene publicados los libros Meditaciones de Caín (Editorial Ávila, 2000); Érase una vez mi casa (ídem, 2002); Confesiones del escriba (ídem, 2003) y Antología de la décima cósmica en Municipio Chambas, Ciego de Ávila,
Cuba, en coautoría con Marisol
García de Corte (Frente de Afirmación Hispanista, México, 2003).
DISCURSO DEL APRENDIZ DE
SÍSIFO
Borges me deja escapar
por una puerta secreta:
aquí estoy justo en la meta
para volver a empezar.
Ramón Díaz Medina
Como el fantasma que exhibe
la impotencia de no ser,
más que fantasma, he de ver
lo angosto de mi declive.
El insomnio me describe
ungido por el azar.
Soy alguien que sin cesar
hurga en sí mismo. Qué raro,
después que suena el disparo
Borges me deja escapar.
Sobre mí llueven ocasos
en nombre de la anonimia.
De qué me sirve la alquimia
si las dudas son mis pasos.
No sé qué hacer. Estos
brazos
se anudan a la silueta
de lo oscuro. ¿Qué faceta
de la estulticia yo soy?
Ebrio de culpas me voy
por una puerta secreta.
Espacio y tiempo son dos
heridas en mi costado.
Temo ser otro soldado
que vive a espaldas de Dios.
¿De dónde viene esa voz
que en lo profundo me reta
a no escuchar? Indiscreta
la sed me persigue. Todo
se derrumba de algún modo.
Aquí estoy, justo en la meta.
Yo en la cuesta, yo perdido
en mi propia desmesura.
¿Será acaso la cordura
el don que nunca he tenido?
No le llamen sin sentido
a este modo de triunfar.
La insistencia es mi lugar,
el himno con que me elevo.
Tomo la roca de nuevo
para volver a empezar.
CONFESIONES DE UN NÁUFRAGO
¿Realidad? ¿Irrealidad?
Todo es esta ausencia. Todo.
Todo es nada en cierto modo.
Llueve sobre la ciudad.
Felicia Hernández Lorenzo
Pasos que ya no son pasos.
Puertas que ya no son
puertas.
Mis manos tuyas, desiertas,
a merced de los ocasos.
Todo se ha roto. Pedazos
de un apremio sin edad.
Sombras. Muros. Tempestad.
(Enmudecen los espejos).
Tú tan cerca; tú tan lejos.
¿Realidad? ¿Irrealidad?
¿Dónde estás? ¿En qué
fragmento
de la añoranza te exilias?
Derrumbes. Miedos. Vigilias.
Cuántas locuras invento.
Tú en las alas. Tú en el
viento.
Tú tan otra. Tú en el modo
con que la calma me podo
en nombre de lo que fui.
Yo de angustia. Yo sin mí.
Todo es esta ausencia. Todo.
Los dos nos dimos el mar.
Los dos siempre navegamos
junto a la noche y soñamos
con un puerto. Fue el azar
quien nos hizo naufragar
en la indolencia del lodo.
Los dos fuimos un recodo
quién sabe de qué vereda.
Todo se va. ¿Qué nos queda?
Todo es nada en cierto modo.
¿De qué asirme? ¿Dónde
estoy?
¿Figuro en algún apunte?
Por mí que nadie pregunte.
Si tú no estás yo no soy.
Cómo decir que no voy
a parte alguna (mitad
de un conjuro en la oquedad
casi grito de algo eterno).
Ya sé lo que es el infierno.
Llueve sobre la ciudad.
Etiquetas: Casa Iberoamericana de la Décima El Cucalambé, Ciego de Ávila, décima, escritores, Jornada Cucalambeana, poesía, premios
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