de Carlos Esquivel
(Del decimario Toque de queda,
Premio Iberoamericano Cucalambé 2005;
Editorial Sanlope, Las Tunas, 2006)
Una de las obsesiones de Carlos Esquivel, la guerra como dramática experiencia humana (en su caso, con la autoridad añadida de haberla conocido en propia piel, como protagonista de filas desde las tropas internacionalistas cubanas en solidaridad con pueblos africanos), deriva también en una visión otra del hecho histórico de armas. Tal es el caso de este poema —del cual, por su extensión, sólo ofrecemos un fragmento—, que alude a la trascendental Protesta de Baraguá, protagonizada por los patriotas cubanos en 1878 y encabezada por el Mayor General Antonio Maceo, de cuya caída en combate se cumplen hoy 112 años.
Carlos Esquivel Guerra (Colombia, Las Tunas, 1968) posee una amplia obra en poesía y narrativa. Está considerado uno de los escritores más significativos de su generación en todo el país. Tiene publicados, entre otros, los libros Perros ladrándole a Dios (décimas, 1999), Fuera del círculo (poesía, 2002), Balada de los perros oscuros (poesía, 2001), Tren de Oriente (México, poesía, 2001), Los epigramas malditos (poesía, 2001), Una ventana al cielo (cuento, 2002), La isla imposible y otras mujeres (cuento, 2002), El boulevard de los capuchinos (poesía, 2003), La segunda isla (poesía, 2004), Zona negra (poesía, 2005), y Bala de cañón (poesía, 2006). Ha merecido numerosos reconocimientos; antes de haber alcanzado el Premio Iberoamericano Cucalambé en el 2005 por Toque de queda había obtenido el Premio Nacional Cucalambé en 1998 por Perros ladrándole a Dios.
LÁMINAS DE PROTESTA
(Fragmento)
La idea de este poema no consiente la revalorización épica de un acontecimiento de una magnitud (incluso visual) extraordinaria. Surgió del recuerdo de un machete o sable que poseyó mi abuelo y que, según él, perteneció a un importante oficial de
Te entrego a Moratín, a Gil Vicente,
a Lope, a Garcilaso, a Santillana,
la hierba del Russafa en la mañana,
un parque de Almudena y la corriente
del Duero en una foto sobre el puente.
Te doy de mi fortuna los extremos
de un barco en Gibraltar, vuelto a los remos.
Te entrego de Velázquez un cobarde
dibujo del guerrero hacia la tarde.
¿Nos entendemos? No nos entendemos.
Te doy un miedo feroz,
la simpleza del espía,
la nieve que caería
y nunca cayó; la voz
de una herida tan atroz,
la que jamás sanaremos.
Te doy lo que padecemos:
el lobo y su vieja estampa,
el camino hacia la trampa
vil. Pues no nos entendemos.
En nuestros archivos, otros poemas de Toque de queda, mediante estos enlaces: Autorretrato con piel de máscara, Niágara, La isla en peso, Los tálamos y el trueno y Oscuro como la tumba donde yace mi amigo. Una valoración sobre este libro puede ver en nuestra sección Decimacontexto: La otra guerra de Carlos Esquivel.
Otros acercamientos a la obra poética de Carlos Esquivel, mediante estos enlaces, en el blog Laberinto del Torogoz y en la antología on line Arte poética. Rostros y versos, ambos del poeta salvadoreño André Cruchaga.
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