De Toque de queda, de Carlos Esquivel Guerra (Elia, Las Tunas, 1968), libro que obtuvo en el 2005 el Premio Iberoamericano Cucalambé, el más alto galardón que se confiere a poemarios escritos en décimas. Publicado por
AUTORRETRATO CON PIEL DE MÁSCARA
Según Borges, uno se pasa el 80 % de la vida imitando a los demás. Mis poemas navegan por esas aguas. Algunos, o muchos, Dios o Borges saben. He jugado a inventar a Enrique Gil, López de Ayala, Moratin, Juan de Encina, algunos romanceros, Quevedo, Machado, Gerardo Diego, y más. Puro truco, puro remake, puro barco español. Y, acaso, la imitación sea la salida más original ante el otro 20 % desgastado y con límites. De Jesús Orta Ruiz tomo en préstamo algunas deducciones sobre el olvido.
¿Qué eres, olvido, ante mí?
¿Una pregunta, otro nombre
exótico o aquel hombre
hecho de pus y de ti?
¿La voz que no preferí,
el vino breve y un falso
conjuro? ¿El fervor descalzo,
o la estatua envejecida?
¿O una demencia vendida
al redoble del cadalso?
¿Repugnancia? ¿Mosca? ¿Errata?
¿La bala que no me mata?
¿El dolor que da el dolor?
¿Piedra de vejez? ¿Rencor?
¿Insecto? ¿Consigna? ¿Ultraje?
¿Lepra? ¿Herrumbre? ¿No lenguaje?
¿No poema? ¿No dialecto?
¿El epitafio perfecto?
¿O la ausencia para el viaje?
Tendré que olvidar los muertos,
los vivos, los que vendrán,
o aquellos que escucharán
mi relámpago en los puertos.
Tendré que olvidar inciertos
y alumbrados acertijos,
saltar por los escondrijos
y antes que la noche suba,
tendré que olvidar a Cuba,
la noche, a Dios, a mis hijos.
un parto de la locura,
o la vieja sepultura
Fui yo con el obituario
a renombrar lo vivido:
una cumbre, el estallido,
padres, hijos, casa, nombre,
con memoria en el olvido.
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