Irasema
y su
Monólogo
del tarado

Irasema Cruz Bolaños (Ciudad de La Habana, 1971) nos envía este intenso poema, cuya extensión sólo nos permite publicar un fragmento. Ella es actriz de teatro y poetisa con una activa participación en talleres literarios y varios reconocimientos alcanzados en certámenes. Mediante este enlace, su poema Kamikazi del estiaje, recién publicado en este sitio. Irasema es miembro del Grupo Ala Décima en su filial de San Miguel del Padrón. Como actriz, ha tomado parte destacada en el complemento artístico de actividades de nuestra agrupación, como por ejemplo, las premiaciones del concurso nacional Ala Décima, y desde luego, como poetisa ha leído sus textos junto a otros miembros del Grupo, en encuentros poéticos con la población en plena calle, como La noche de los libros y Lecturas en el Prado. Recientemente formó parte de la expedición al Turquino de un grupo de jóvenes poetas, entre otros, de los grupos Zona Franca y Ala Décima, que también intercambiaron con el público en los territorios visitados de la región oriental del país.

MONÓLOGO DEL TARADO

(Fragmento)

Escupe la madrugada
soledades de otro mundo,
una muerte donde fundo
rastros sin piel y la espada
como luz equivocada
en la tumba de mis versos.
Desnudo al mar. Los adversos
animales del asfalto
me secuestran en un salto
de órganos aún dispersos.

Inmóvil corro a la duda
esposada por mi grito
altares que resucito
en los demonios de Buda.
La ciudad no me saluda,
es un carnaval desierto,
dos amantes en el yerto
leprosorio de la nieve.
Dictador de boca leve
que corona un ángel muerto.

Qué locos de Nochebuena
no acarician los espejos,
son prostitutas de viejos
navegantes en la arena.
Victimaria es la cadena
en el carrusel de Dios,
descarrilo su altavoz
con las horas. Su figura
es la boca que inaugura
el alquiler de mi voz.

Estéril el miedo invita
a sacrificar verdades.
Quiénes somos. Cuándo Hades.
Mi terror se resucita.
Reinvento otra vez la cita
del preludio con su huella.
Mujer inmóvil, no bella,
investida de penumbra,
a mí retorna, se encumbra.
No soy mártir ni doncella.