De Chile, Ana María Baeza

Versos por Teresa Wilms Montt

En la pasada XLVI Jornada Cucalambeana 2013 tuvimos el placer de conocer y compartir lecturas con la hermana poeta chilena Ana María Baeza Carvallo, quien además de escritora para adultos y para niños es profesora de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile. Junto a ella estuvimos en el espacio teórico de la Jornada, donde impartió una conferencia sobre payadoras sudamericanas, y también intercambiamos en el encuentro Décima al filo en la Cucalambeana, cita colateral realizada en el domicilio tunero de la presidenta de esa agrupación, Odalys Leyva Rosabal. De Ana María Baeza —que antes de viajar a Las Tunas nos había hecho una visita inesperada que nos llenó de alegría en nuestra peña sede del Grupo Ala Décima— es este poema de homenaje a Teresa Wilms Montt, escritora chilena de principios del siglo XX, considerada una precursora feminista. Lo reproducimos del blog La décima tiene nombre de mujer, que coordina nuestra hermana poeta Bárbara Calderón Romero.

VERSOS POR TERESA WILMS MONTT

"Soy yo desconcertantemente desnuda, rebelde contra todo lo establecido, grande entre lo pequeño, pequeña ante el infinito. Soy yo."

El sol ardiendo en la tarde
el granizo en tu ventana
soy rocío en la mañana
yo soy la madera que arde.
Yo soy tu hermana y tu madre
soy la rama que cayó
soy la raíz que creció
profundo bajo tus pies
el horizonte que ves
la luna llena soy yo.

Voy cerrándome los ojos
con tus cantarinos dedos
así temblando me quedo
entre los árboles rojos
Una flor de menta cojo
y una ramita de ruda.
Es lo verde que me anuda
al hilo de tu garganta
tu voz suave me levanta
desconcertante y desnuda.

Yo no quiero oscurecer
en el brillo de tu espejo
como un fantasma muy viejo
deambulando por tu ser
grito entonces por doquier
me preparo a la reyerta
yo no quiero ser la muerta
por las calles me abro paso
lucho y vuelco mi regazo
rebelde contra tu puerta.

Desde el cielo tres Marías
se cayeron fulminantes
dos lunas en un instante
una estrella que latía
mientras tanto tú dormías
desandando el mismo rito
un gran coro de angelitos
me despierta de este sueño
soy grande entre lo pequeño
pequeña ante lo infinito.

La luna llena entre nubes
anochecidas de vaho
ennegrecidas por años
desde lo oscuro que sube.
El plenilunio que tuve
una lunita parió
Es lunar blanco que dio
un abrazo a mi cintura
soy extraña criatura.
La luna nueva soy yo.

Versión original mediante el siguiente enlace, en La décima tiene nombre de mujer.

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