Rolando Ávalos Díaz,
Premio internacional
de décima de Tuineje

El joven poeta estará este viernes en el espacio de la décima en el Pabellón Cuba, y el lunes primero de agosto en la peña semanal de la biblioteca Tina Modotti, sede principal del Grupo Ala Décima

La imagen es de febrero del 2010. Durante la premiación del X concurso nacional Ala Décima, Rolando Ávalos recibió mención por su cuaderno Fotos del otoño.
(Foto: Carlos Castro)

Una grata noticia para el universo decimístico cubano: el joven escritor Rolando Ávalos Díaz (Ciudad de La Habana, 1988) acaba de merecer el primer premio (compartido) del VIII concurso internacional de décima de Tuineje, en Islas Canarias, según acta del jurado publicada en el sitio web del Ayuntamiento de esa localidad. El cuaderno de Rolando, titulado El mar que tiene raíces, mereció el lugar cimero al igual que la obra Los latidos del mar, del poeta Enrique Romero Rodríguez, de Sevilla, España.

Invitado por el Grupo Ala Décima, el novel autor estará este 29 de julio a las 4 pm en el Pabellón Cuba, junto con Isbel Díaz Torres, Premio Ala Décima 2009, como escritores participantes en el espacio dedicado al repentismo y la décima escrita, que cada viernes propone el Centro Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado dentro del programa Arte en La Rampa para este verano. Luego, el lunes primero de agosto, a las 3 pm, Rolando Ávalos Díaz será el convidado principal de la peña semanal de la biblioteca Tina Modotti, sede principal del Grupo Ala Décima.

Este joven creador cuenta con otros lauros, en certámenes dentro y fuera de Cuba. Poemas y cuentos suyos han aparecido en diversas publicaciones digitales. En el X concurso nacional Ala Décima, correspondiente al 2010, Rolando Ávalos recibió mención por su cuaderno Fotos del otoño, al cual pertenece esta estrofa:

ÁLBUM

A mi abuela Esther Gutiérrez, Nena, in memoriam

La familia reunida
en un mismo álbum de fotos,
un álbum de sueños rotos
y de congelada vida.
Paso veloz, enseguida,
cualquier imagen que duela.
Nada salva. No consuela
un retoque a lo vivido,
ni estéticas al olvido
a color. Falta la abuela.

Foto: Carlos F. Calderón