La hermandad de la décima
ya sembró un árbol

Durante las celebraciones por los quince
de la Casa Iberoamericana de la Décima

La tarja de cerámica grabada con un texto da fe del suceso. Colocada en la pared exterior de la que fuera casa de Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, El Cucalambé —en el centro de la ciudad de Las Tunas, al costado de su Plaza Martiana—, su enunciado narra que el Grupo Ala Décima y otros poetas decimistas sembraron ante ella un árbol, como parte de las actividades por los quince de la Casa Iberoamericana de la Décima. Es un ejemplar de flamboyán, y en su tierra tunera depositaron los poetas tierra de Alamar, recogida a los pies del árbol de uva gomosa que dio cobija al nacimiento de la Peña de Luis y Péglez, hace también quince años, y al Grupo Ala Décima, hará en febrero nueve años. La décima tiene desde ahora un árbol que simboliza la hermandad de sus cultivadores.

Un momento de la siembra. Los decimistas echan la tierra de Alamar en la tierra tunera del árbol de la décima. De izquierda a derecha, el poeta repentista Armando López Rondón (Ciego de Ávila), la poetisa Irelia Pérez Morales (Villa Clara-Cienfuegos), la investigadora Mayra Hernández (Ciudad de La Habana) y Modesto Caballero, vicepresidente del Grupo Ala Décima.

Acompañado por el poeta improvisador Argelio Torres (de Bayamo, Granma, con sombrero), se sumó a la fraternal siembra Junípero Cabrera Berrones, director del Museo Histórico de Sierra Gorda, en el estado mexicano de Querétaro.

Una vez terminada la faena, los poetas cantaron al árbol. De izquierda a derecha, el laudista zurdo Elier Fonseca y el repentista Argelio Torres, ambos de la provincia de Granma; y los improvisadores Dimitri Tamayo (Holguín-Las Tunas), Nelson Lima (Camagüey) y Armando López Rondón (Ciego de Ávila).