Cuba Ala Décima

Sitio del Grupo Ala Décima. Director: Pedro Péglez González. Subdirectores: Modesto Caballero Ramos y Karel Leyva Ferrer. Corresponsales: Miembros y colaboradores del Grupo Ala Décima. Asistencia técnica: Belkis Amión. Biblioteca Ala Décima: Arístides Valdés Guillermo. Página Facebook: Alejandro González Bermúdez. (Visualización más aceptable por el navegador Mozilla Firefox)

jueves, enero 28, 2010

Una celebración martiana
con aliento de Naborí

Aniversario del natalicio del Apóstol en la peña
de Alamar, tributo del Grupo Ala Décima como
parte del
programa por su X aniversario

Por Modesto Caballero
Fotos: Carlos Castro

Se es bueno porque sí, y porque allá dentro se siente
como un gusto cuando se ha hecho un bien.- José Martí


No es
una práctica rutinaria recordar cada 28 de enero el natalicio del Apóstol de nuestra independencia. Para los cubanos, la efeméride sobrepasa cualquier vertiente que pudiera acercarse a tal calificativo, porque para todos nosotros José Martí sigue siendo el Héroe vivo, desde que aquella madrugada de la Santa Ana la Generación del Centenario lo rescató
de una muerte segura.

Tenemos múltiples formas de hacer esta celebración, desde las correspondientes a las altas esferas del Estado, hasta las que se realizan en los lugares más apartados del país. Nadie impone una norma, como tampoco nada norma cómo honrar a aquel que dijo que honrar honra, precisamente. En la biblioteca Tina Modotti de Alamar, donde cada lunes a las 3 de la tarde tiene lugar desde hace ya 16 años, la Peña de Luis y Péglez tuvo una singular manera de hacerlo: Martí en el Indio Naborí.

Nos abrigaron con su presencia la compañera en la vida del poeta, Eloína Pérez, el hijo menor, Fidel Antonio Orta, su esposa y un buen número de amigos de ese espacio que como siempre acuden, entre ellos el gran cantante Adriano Rodríguez y el creador Héctor Gallo. Fidelito disertó sobre el ideario martiano en la obra y en la vida de su padre, el mayor exponente de los poetas decimistas del siglo XX en nuestro país, Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí.

Fidel Orta, quien además de profesor de literatura hispanoamericana en una universidad chilena, es poeta y ensayista, basó su intervención en demostrar las resonancias del Apóstol en la poética de su padre, a quien nombra simplemente como “El viejo”. Recordó cómo su padre, de origen muy humilde, siendo niño tuvo contacto con la obra del Maestro. Esto sembró en el fervor del incipiente poeta lo que siempre fue su mayor divisa: su identificación, apoyo y defensa de los pobres de la tierra, de los desposeídos y marginados antes del triunfo revolucionario del Primero de Enero de 1959 y su posterior entrega a la obra de la Revolución hasta el final de su vida.

Narró Fidelito cómo en aquel país del cono sur donde imparte sus clases, tan lejos geográficamente, jóvenes de varias universidades, en un encuentro de carácter cultural, le pidieron que, en su condición de hijo del gran poeta cubano, les hablara sobre su obra. Demuestra esto cómo la poética y la figura integral de este intelectual revolucionario ha transcendido no tan solo lo espacial y lo temporal: Siendo el Indio Naborí un poeta que alcanzó su mayor estatura en esa vertiente de la poesía que es la décima, tan apegada a las capas más humildes, es significativo que las nuevas generaciones de estudiantes chilenos de letras se hayan interesado precisamente en él, entre tantos poetas de la Isla.

Varios de los presentes en la peña de Alamar brindaron sus opiniones y valoraciones sobre la incorporación del ideario martiano en la obra y la vida de Naborí, entre ellos, alguien a quien el propio poeta tenía como un hijo más, Pedro Péglez González, que puso el ejemplo más universalmente conocido sobre el apego naboriano al pensamiento e ideario del Apóstol, siempre al lado de los pobres de la tierra: Cuando en nuestro país, allá por los años 40, los poetas improvisadores comenzaron a llamarse “caciques” de aquí y de allá, él decidió que su título sería el del hombre indígena más humilde, el naborí, el que trabajaba la tierra. De ahí que desde entonces se le conoció como El Indio Naborí, elevando a una estatura universal el sustantivo que distinguía al más sencillo escalón de la sociedad primitiva de nuestra tierra.

Al final, sentado junto a su madre, la esposa cuyos ojos dijera el poeta que eran sus ojos, y que todos vimos altamente emocionada, hermosa y bella como un amanecer, Fidelito dijo que si le pidieran que definiera a su padre con una sola palabra, no lo dudaría un solo instante: “El viejo fue un hombre bueno”.

No fue necesario decir nada más, todo estaba dicho y comprendido para los presentes: en la grandeza del bardo, la estructura esencial estuvo constituida por el ideario martiano. Y tampoco pudimos haber encontrado una manera más singular para homenajear al Maestro en el aniversario 157 de su natalicio, que desentrañar sus enseñanzas en la obra de un escritor que simplemente fue UN HOMBRE BUENO.

Vea versión en Trabajadores

Al término del encuentro, algo inusual y emotivo: se le cantaron felicidades a Martí por el aniversario de su natalicio. Eloína, compañera en la vida de Naborí, picó el cake de cumpleaños.

Etiquetas: , , , , , ,

0 Comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal

 
Blogalaxia Blogalaxia