Cantata
por los Cinco
Reportó: Orismay Hernández
Hace varios meses en la plaza de la catedral, en el mismo centro de la ciudad de Matanzas, se desarrolló una actividad campesina a la que se le llamó por los objetivos que perseguía “Cantata por los Cinco”; en esta canturía estuvieron presentes la mayoría de los grandes improvisadores de nuestro país, entre los que se encontraban Irán Caballero, Luis Quintana, Jesús (Tuto) García, Ernesto Ramírez, Héctor Gutiérrez y otros estelares del género, pero los grandes aplausos otorgados a los repentistas, por las décimas improvisadas allí sobre temas elegidos a la suerte en un bombo, tomaron ventaja en la pareja del joven matancero Yoslay García (Y. G.) y el joven pinareño Leandro Camargo (L. C.). El tema de estos dos grandes poetas improvisadores fue La paz. Como contundente prueba de que el repentismo goza de perfecta salud, esta controversia nos coloca frente a dos hombres que reflexionan sobre una realidad agresiva y convulsa como la que mueve al mundo de hoy y con sus mejores armas, la poesía y la voz musicalizada, exigen el cambio al que aspiran todos los nobles corazones que poblamos este planeta.
Por su extensión, Cuba Ala Décima ofrece solamente las estrofas del final de la controversia:
Sin paz el aire envenena
al que intenta respirar,
la cama empieza a estorbar
y la comida no llena,
ladra el perro de la pena,
un león de furia ruge,
el gajo del odio cruje,
y al pintor más inspirado
le queda el cuadro empañado
por mucho que lo dibuje. (Y. G.)
La paz no busca enemigos
y los tiene: la injusticia,
el desamor, la avaricia,
el llanto de los mendigos,
la arrogancia, los castigos,
aquel que no se lo gana,
la incomprensión, la jarana
y la guerra de un avaro
que es el ejemplo mas claro
de la estupidez humana. (L. C.)
La vida es una ironía
que alguien explicarme debe
por qué si el llanto no llueve
no retoña la alegría,
por qué sin noche no hay día
y sin abismo no hay sierra,
por qué sin el mar no hay tierra,
si no hay Dios no hay Satanás
y para que exista paz
tiene que haber una guerra. (Y. G.)
Hay quien entra de la iglesia
al pacífico remanso
para tomar un descanso
del mundo que ama y desprecia.
Esa paz es anestesia
de un dolor espiritual,
pero anestesia al final
el dolor vuelve a surgir
cuando le vuelven abrir
las puertas al mundo real. (L. C.)
Hay cinco hombres encerrados
por defender nuestra paz
donde el dinero hace más
fuerza que cien abogados.
Que sigan siendo acusados
en corruptos tribunales,
que aunque jueces y fiscales
dicten absurdas sanciones
en el mundo no hay prisiones
para encerrar ideales. (Y. G.)
Los cinco que en las lecciones
de la historia se forjaron
del monstruo en la boca entraron
por la paz de once millones
y aunque hoy injustas prisiones
ofenden a la inocencia
tienen paz con su conciencia
que es el único fiscal
que cuenta en el tribunal
del juicio de la existencia. (L. C.)
(Imágenes: carteles de Manuel Fernández Malagón).
Los Cinco —Gerardo Hernández, René González, Antonio Guerrero, Fernando González y Ramón Labañino— como son conocidos internacionalmente, están presos en Estados Unidos desde hace más década, lapso en el que fueron violentados sistemáticamente sus más elementales derechos humanos.
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Etiquetas: controversia, décima, denuncia, solidaridad
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