Alpidio Alonso
en Viernes de Poesía

Mañana día 6, en la tertulia de Marilyn Bobes

El poeta y editor Alpidio Alonso será el invitado a la tertulia Viernes de Poesía, conducida por la escritora Marilyn Bobes, en su sede habitual de la librería Ateneo, calle Línea entre 12 y 14, Vedado, Ciudad de La Habana. La cita es mañana 6 de noviembre, a las 4 de la tarde.

Alpidio Alonso Grau (Venegas, Sancti Spíritus, 1963), ha merecido varios reconocimientos a su obra literaria, como el Premio Calendario 1999 por el cuaderno Ciudades del viento (Casa Editora Abril, 2000) y mención en el XIV Premio La Gaceta de Cuba, con Bosque muerto. Ha publicado, además, los poemarios La casa como un árbol (Sed de Belleza, 1995), Alucinaciones en el jardín de Ana (Ediciones Capiro, 1995), El árbol en los ojos (Reina del Mar Editores, 1998) y Tardos soles que miro (Casa Editora Abril, 2007). Es compilador de la antología El tiempo está a favor de los pequeños. Versos cubanos para Roque Dalton (Editorial Letras Cubanas, 2008) y actualmente dirige la revista de poesía Amnios. (Versión original de esta información, en Cubaliteraria).

Alpidio estuvo entre los iniciadores del proceso de revitalización de la poesía cubana escrita en décimas, surgido entre fines de los 80 y principios de los 90, y que llega hasta nuestros días. En su Foro de la décima del periódico Vanguardia, la poetisa e investigadora Mariana Pérez Pérez —miembro del Grupo Ala Décima y su representante en la provincia de Villa Clara—, nos precisa que Alpidio “fue el poeta premiado en la II Bienal de la Décima, Villa Clara, 1994, con Alucinaciones en el jardín de Ana, libro complejo, no solamente por su amplitud y número de secciones, sino por la manera hondamente humanista con que enfrenta dos temas cruciales, el amor y la muerte, grandes preocupaciones dentro de las que palpitan otras: la soledad, la solidaridad, la sinceridad y la naturaleza. Muchas son las excelentes décimas donde percibo el roce de Eros, pero selecciono Apuntes asonantados de un diario, por su juego simpático y desenfadado –obsérvese en el puente la intertextualidad con Los zapaticos de rosa, de Martí”:

Hace como treinta besos
que no sé nada de ti,
veinte trenes que me fui
y como quince embelesos.

Hace dos pájaros presos
que nos estamos carteando.

Hace que te estoy llamando
cien teléfonos dispersos.
Y como quinientos versos
de que te estoy extrañando.