La tertulia La décima es un árbol del mes de julio
celebró singularmente el aniversario 320 de la ciudad
Por Mariana Pérez Pérez, representante
del Grupo Ala Décima en Villa Clara
Los promotores culturales, a veces, necesitamos salir del espacio acostumbrado para lograr nuevas perspectivas en el trabajo. En este mes de julio quisimos celebrar –en la tertulia «La décima es un árbol»– el 320 aniversario de la fundación de Santa Clara; para ello, se imponía la presentación de una pieza de arte que fuera representativa del patrimonio cultural de esta ciudad. El museólogo Jesús Llorens León, mi compañero en esta aventura que presupone organizar y desarrollar cada mes el encuentro, me propuso, tímidamente –pues no sabía cuál sería mi respuesta–, pedir permiso al Obispado para reunirnos allí, con el fin de mostrar un óleo del siglo XIX que lleva la firma de A. [Antonio] de León, un importante pintor y fotógrafo, de quien Jesús ha encontrado información hasta donde su misteriosa biografía lo permite. El cuadro en cuestión representa a
Los trabajadores de la biblioteca del Obispado tomaron la idea con entusiasmo y así fue como en la tarde del pasado día 17, nos reunimos en su sala –espaciosa y climatizada– los contertulios habituales y un grupo de feligreses de diferentes parroquias de la ciudad, que fueron invitados, personalmente y mediante tarjeta impresa, por el Obispo. También asistió y leyó sus décimas una poeta villaclareña-cienfueguera, María Rosa, que forma parte del grupo «DecimalSur».
El encuentro se celebró con absoluto respeto por las ideas de cada quién, solamente se trataron temas de arte y poesía. Las palabras iniciales estuvieron a cargo de
Como es tradición de la tertulia, se conmemoraron las efemérides de dos importantes poetas. El primero, Antonio Hernández Pérez, nacido en Canarias el 21 de mayo de 1909 y muerto el 5 de julio de 1975 en Caibarién, su ciudad adoptiva. Por lo que conozco, casi no se le ha recordado en este año de su centenario, con excepción de un homenaje ante su tumba en el que participaron, entre otros, los escritores María Elena Salado y Rogelio Menéndez Gallo. Nuestra pequeña ofrenda fue dar lectura a una entrevista que le realizara el poeta e investigador René Batista Moreno poco antes de su muerte. (1)
El otro poeta, de quien en el mes de julio se conmemoran las fechas de nacimiento y muerte, fue Nicolás Guillén. Como en la tertulia de junio se habló de las décimas escritas por él, esta vez se dio lectura a las que le dedicaran otros. En el libro Los poetas cantan a Nicolás Guillén (2003) (2) se publicaron los poemas en décima de diez –coincidencia de número– autores cubanos y extranjeros. De ellos, seleccionamos tres: de Antonio Hernández Pérez (canario–cubano) la titulada «Nicolás» (3); de Luis Pastori (venezolano): «Glosa para buscar a Nicolás Guillén»; Leoncio Yanes (cubano): «Guitarra» (4) que glosa los versos: Cógela tú, guitarrero, / límpiale de alcohol la boca / y en esa guitarra toca / tu son entero.
A estas alturas de la tertulia, los nuevos participantes ya habían olvidado sus temores iniciales ante la desacostumbrada convocatoria, y se mostraban más participativos. Fue así como la poeta llegada de Cienfuegos se puso de pie y leyó sus décimas.
Como se dijo antes, Jesús Llorens aportó datos acerca del artista Antonio de León, autor de «La pieza del mes», el cuadro expuesto esa tarde.
Hacia ese momento, los invitados de
El programa también incluía la lectura de los textos que conformarán el Catálogo rimado Nº 22; como el mismo se dedica a cinco peinetas de carey, todos giran en torno al abuso cometido con esas tortugas y a su protección. Ello dio pie a que Pedro Luis Domínguez declamara su fábula acerca de la destrucción del medio ambiente por el hombre.
Como se dijo al inicio, el cambio transitorio de sede aportó variedad y frescura a la tertulia; se habló de nuestra ciudad en su aniversario, de sus artistas y de su patrimonio; se ganó la mayor asistencia de público recibida hasta la fecha, y, tal vez, algunos de los «nuevos» se sumen al grupo, que volverá a su patio del Museo de Artes Decorativas, el 21 de agosto próximo.
Y para concluir, lo mejor es hacerlo con la voz de Antonio Hernández Pérez cantándole a Nicolás Guillén:
De un relámpago cortado
nació la paloma herida:
Sóngorocosongo, vida
del sudor aletargado.
Lázaro resucitado
en música tropical.
Y el poeta, contra el mal,
engendra su reino vivo,
al son del tambor nativo
con el filo de un puñal.
NOTAS:
1.- La entrevista se encuentra en La poesía no se detiene, antología, ed. y comp. René Batista Moreno y Javier Cabrera, pp. 31-33, Ediciones Idea, 2007, Santa Cruz de Tenerife.
2.- Perdomo, Omar, comp.: Los poetas cantan a Nicolás Guillén, 92 pp., Ediciones Sed de Belleza, 2003, Santa Clara.
3.- Pertenece a su libro Palo verde (Mención en el Concurso 26 de Julio 1975), 71 pp., Editorial Arte y Literatura, 1978,
4.- Publicadas anteriormente en Verde Olivo 23 (41): 23, 14 oct. 1982,
Etiquetas: décima, poesía, Santa Clara, tertulia
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