Más de soledades
RONEL
Péglez, lamentablemente nos vamos quedando solos. Se nos llenan los
alveolos de sombras. Se va la gente y nos vamos, simplemente, sin un lamento,
sin ruido. Para algunos el latido de un reino es la promesa. Para otros la
tristeza, la muerte, el fin, el olvido.
PÉGLEZ
La soledad, esa novia de nuestro común camino, ostenta en su pergamino a
nuestra dicha la fobia. Esa novia ya no agobia el corazón de este abad. Lo que
me agobia en verdad de mis pobres andaduras es qué aluvión de criaturas nos
pueblan la soledad.
RONEL
Yo, que debería ser supuestamente feliz voy, de desliz en desliz, aniquilándome
el ser. (Y el estar?) Claro. Entender esto que existe y se arroja al Vacío es
paradoja (no de Schrodinger). Conmigo siempre viaja mi enemigo: yo mismo, en la
cuerda floja.
PÉGLEZ
Todos mis padres han muerto. Han muerto todos mis padres. Debo atender a
mis madres —resguardarlas de lo incierto—, a mis hijos del desierto, al que
partió, al que volvió, al que no fue y se quedó, al que en los ojos me crece la
soledad. Me parece que ahora mi padre soy yo.
Etiquetas: controversia, décima, hermandad, Holguín, La Habana, poesía
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