Elia Hernández
y sus 95
La investigadora Bárbara Hernández, especialista del Centro Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado y miembro del Grupo Ala Décima en la filial del municipio San Miguel del Padrón, nos envía esta reseña sobre una admirable mujer que en su tertulia mensual “El patio de mi casa”, el pasado domingo, leyó el poema en décimas que aparece debajo. Dice Bárbara:
Elia Hernández es menuda y pequeña. Tan pequeña que parece apenas una niña, pero es inmensa. Elia es una fiel participante de la peña “El patio de mi casa”, del municipio San Miguel del Padrón. Si no llega de las primeras, todos los habituales se extrañan, y cuando está enferma, se siente su ausencia. Nos ha acostumbrado a leernos sus décimas y estampas. Esos que viene haciendo desde tiempos inmemoriales, siempre renovándose y trayendo un aliento de juventud a los que la rodean. Siempre fue maestra, y aunque ya está alejada de las aulas, sigue siéndolo a sus 95 años.
En la pasada reunión de los “peñeros” del Reparto Dolores, Elia Hernández nos trajo los versos que escribió en ocasión de su cumpleaños el pasado 20 de agosto, y nosotros queremos compartirlos con ustedes junto a su foto.
NOVENTA Y CINCO AÑOS
Son la paz y la amistad
mis dos más firmes amores,
y entre los magnos valores
brilla excelsa la lealtad.
Amo la sana verdad
y en mi convicción me afinco;
defiendo el bien con ahínco
y mi vida limpia y sana.
Y veo llegar, ufana,
mis gratos noventa y cinco.
Prolongada existencia sin fulgores,
sin glorias glamorosas que envanecen,
sin riquezas (que en apariencia os crecen),
sin ostentosos triunfos ni honores.
Mas, como oferta de sencillas flores
provocan sentimientos primorosos
con su aroma humilde y delicioso,
para mí dicha plena se concilia
en la grata amistad y la familia,
de quienes puros los amores gozo.
¿Es que brilla florida mi existencia?
¿Es que todo es feliz, nada sufrir?
¿No hay penas enturbiando mi vivir,
ni dolor torturando mi conciencia?
¡Rotundamente no! Esa excelencia
no se concibe, en realidad, que exista.
Pero el penar que agobia al pesimista,
lo ataca firme, con valor lo oculta,
lo envuelve y en el alma lo sepulta,
con manto de piedad, el optimista.
Yo enfrento los sin sabores
de la cotidianidad,
y optimismo y voluntad
vencen los grandes dolores;
del vivir, por los rigores
dominada aún no estoy;
no soy un despojo, soy
un ser que vive y ofrece,
alguien que pide y merece:
pues pido amor y amor doy!
19/8/2010
Etiquetas: cumpleaños, décima, mujeres, poesía, San Miguel del Padrón, tertulia
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