
Del poemario Cántaro inverso,
(Premio Iberoamericano Cucalambé 2004,
de Pedro Péglez González)
Para René, Ramón, Fernando, Antonio y Gerardo
Mejor la estrella que ilumina y mata,
padre nuestro que estás en los dolores
de la hormiga, oh mónada en los soles
y en las tejas del viento y en las palmas
sanguíneas de las sienes. Dame el ala
para burlar contigo el laberinto,
no al icárico sol sino al hospicio
que abriéndose en tu llaga y tu paloma
se oye que un paso más sube en la sombra
de máscara y silencio. Dame el brillo
para ahuyentar los pávidos caminos
de la espuma. Aunque condenen mis poros
(todo el que lleva luz se queda solo)
alguna vez serán lluvia y racimo
y David será el mar. Y habrá un suspiro
semejante a su honda o al remanso
donde el arroyo anuncia el febril salto.
Y verás que de mí, oh padre siempre,
por sobre la ordalía de la muerte
se enciende, como a fiesta, el aire claro.
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