Vilaseca y su humor
de elaborada escritura

José Antonio Vilaseca (Guanabacoa, Ciudad de La Habana, 1963), narrador y poeta que cultiva todos los moldes, pero defiende su preferencia por la décima, tiene una curiosa capacidad para dotar a la espinela de una óptica humorística e irreverente a partir de un manejo lexical y tropológico de altos quilates. De todo esto da fe El libro de los cánticos (Editorial Unicornio, La Habana, 2001), volumen de décimas que mereció el premio en el concurso nacional de poesía Félix Pita Rodríguez en 1999. En él, los sagrados salmos davídicos de la tradición hebrea y cristiana son el corpus referencial (prototexto, al decir de los estudiosos de la llamada dominante cultural de la posmodernidad) para una relectura poética que deviene rebeldía desacralizadora enfilada a la mejor función purificadora y liberadora del humor. Un examen más detenido sobre el asunto podrá encontrar el lector, mediante este enlace, en un comentario, publicado en nuestro sitio, sobre El libro de los cánticos, también perteneciente al volumen de análisis titulado El drama del iceberg, recogido en nuestra sección Decimacontexto.

Como en toda buena obra humorística, hay en El libro de los cánticos un trasfondo de valor humanístico, que podrá apreciarse en las estrofas que ofrecemos más abajo, donde critica las conductas humanas no concordantes con el nivel de civilización alcanzado por el hombre. Vilaseca es miembro del Grupo Ala Décima en su filial del municipio de Guanabacoa, y nos acompaña frecuentemente en los encuentros literarios que promovemos.

CÁNTICO 167
PLEGARIA PIDIENDO HUESOS NUEVOS
(TENGO UNA ARTRITIS...)

Envidio al Neandertal
oculto en su estalactita
la concha donde se irrita
su tea de aislada sal
percibo su vertebral
columna sin curvatura
su mano —llana estructura
de calcio— justo a cien mil
períodos bajo mandil
de una resaca futura

Toda quiero su torpeza
las vértebras cervicales
recios lóbulos frontales
hueso a hueso pieza a pieza
busco en su paz cuando empieza
a derretirse mi cráneo
de fósil contemporáneo
animal sin más carné
el pase hasta un Internet
petrificado y foráneo

Qué sé yo no evoluciono
luzco gorila raquítico
¡aleluya el Paleolítico!
me narcotiza el ozono
perdí las luces soy mono
la Chita del celuloide
me agota lo paranoide
que la vida desorbita
quiera Dios Darwin permita
mi aspiración antropoide.