Felicia
Hernández
Lorenzo
y la décima
en La Habana
La provincia de La Habana atesora una fuerte tradición decimística. Eso se sabe. Sin embargo se conoce más del desempeño de sus cultivadores de la variante oral —los repentistas— que de los que trabajan en su vertiente escrita. Se habla poco, por ejemplo, de que el actual proceso de revitalización de esta última tuvo, entre sus sucesos iniciáticos, la aparición de libros como Con irreverencia y gratitud, de Felicia Hernández Lorenzo (Güines, 1957), publicado en 1990 por la habanera editorial La puerta de papel (hoy Unicornio), un decimario que ya adelantaba nuevas formas de decir (o mejor dicho, escribir) la estrofa, con el valor añadido de ser obra de mujer, condición que la costumbre (la mala costumbre) ha querido hacer aparecer como epígono de la escritura hecha por hombres.
En esto, por cierto, la décima contemporánea de la provincia de La Habana ha sido un saludable mentís, pues allí la “voz cantante” de la escritura —valga la paradoja— ha sido protagonizada por mujeres como la propia Felicia, Encarnación de Armas (Premio Nacional Cucalambé 1994 con su libro Beso que desata luz), Gisela Rizo, Selene Perera y otras muchas, lo cual puede corroborarse en el ensayo Hombres necios que acusáis… Estudio sobre el discurso femenino en la décima en Cuba, obra de la reconocida editora e investigadora Mayra Hernández Menéndez y publicada en el 2001 por la Editorial Oriente.
Felicia alcanzó en el 2003 el Premio de Poesía Regino E. Boti con su decimario Rapsodia en A Menor (Editorial El Mar y la Montaña, Guantánamo, 2004), sobre el cual comentó el poeta y crítico Waldo González López en este sitio. De aquel Con irreverencia y gratitud, de Felicia, traemos el poema que da inicio al volumen.
LLUEVE SOBRE LA CIUDAD
Llueve sobre la ciudad.
Cada viernes el fantasma
del vacío: toses, asma
—el bien de tu voluntad—
se marchan.
Cierta humedad
va empañando los espejos;
nunca te sentí tan lejos,
jamás fue tal desamparo.
El cielo es un lienzo raro
(lienzo no, sólo bosquejos).
Todo se vuelve presagio.
Los duendes parten contigo;
cuando cierras el postigo
nada detiene el naufragio.
No fluye el tiempo. Mi adagio
se acompasa en soledad.
¿Realidad? ¿Irrealidad?
Todo es esta ausencia. Todo.
Todo es nada en cierto modo.
Llueve sobre la ciudad.
Etiquetas: décima, La Habana, mujeres, poesía
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