VIII concurso nacional
Ala Décima

Premio Juventud Rebelde

Vórtice, de Johannes Luis González

En el recién concluido VIII concurso nacional Ala Décima, uno de los premios accesorios, el de Juventud Rebelde, auspiciado por el diario de la juventud cubana, lo mereció este año Johannes Luis González, nacido en 1976 y Licenciado en Química por la Universidad de La Habana en 1999. Actualmente realiza estudios de doctorado en Barcelona, España. Es un joven escritor procedente del movimiento de talleres literarios, que por su obra en versos ha obtenido reconocimientos, entre otros el Premio Alfa Portus en el concurso iberoamericano de décima Villazul 2001; premio de poesía en el concurso nacional Juan Francisco Manzano 2002; premio de poesía en el concurso nacional Félix Pita Rodríguez 2002; mención de poesía en el concurso David 2002; y menciones en el concurso nacional Ala Décima en 2004 y 2005. Es graduado de la primera edición del Curso-Taller Historia y Práctica de la Creación Poética y aparece recogido en la compilación de autores de esa promoción, bajo el título Bienaventurado el árbol que camina, recién presentada en la XVII Feria Internacional del Libro Cuba 2008. Tiene publicado el libro Como la brisa que insiste en borrarnos, por la Editorial Unicornio. De su cuaderno premiado en el VIII Ala Décima, el poema que le da nombre.

VÓRTICE

He vivido la remota porfía del hombre
–cara cifra del mal–
y es muy rara la intensidad de la jota
después del jueves.
Se agota la cinta de luz,
no miente el ojo
cuando inminente bate la cellisca.
Vivo en el viernes volitivo,
en su viruta caliente.
Mi sandalia sin cortejo
pulsa la cerrada orilla del saber.
Cuánta rejilla curiosa.
Cuánto gracejo
del viernes violento y viejo que me vecina.

Mañana será otra vez la tizana en duda,
la mansedumbre.
Trasiego. Sopor. Vislumbre
bajo el encanto de insana evocación.
Será sol y sábado en mi cisura de niño.
Será la dura canícula en Si bemol,
anotándose en su rol
un cielo de pan sin ruido.

Soy padre desconocido
este sábado de cera.
No tengo niño doquiera,
más bien un parque transido.
No hay festín en mi garganta sin tragaluz.

Cómo hilar en silencio el hontanar.
Cómo el domingo se planta
a las diez bajo mi manta de estropeado sueño.
Cómo. Si la noche ya es el plomo que me vence,
y aún despierto el ojo
soy ese yerto pastizal.
Domingo,
asomo rancio a mi vera.

Exagero el pulso, tal vez.
Mi vientre
renuncia al ciclo que centre sus anillos sin paz.
Pero lunes puede ser venero del gris,
puede ser sentencia.
La muerte cimbra la esencia
de lo consuetudinario.
Lunes tiene nombre diario,
tiene sombra en mi potencia
de circunloquio marchito.

No más el treno. Ya es martes.
Ya sobran los estandartes
que el tiempo ha nombrado.

Grito
y presiento que repito
la misma muerte en su salto de terciopelo.
El contralto no me sirve,
no destila más que incienso en la pupila.
¿Será el comienzo
de un alto miércoles que se adormece?

Todo es tan pronto, tan tarde.
Qué somos ante lo que arde en la materia.
Qué crece después del ruido.
¿Fenece el número humano?
¿Es cierta la entrada, salida o puerta del vaivén?
Siento doler
ese extraño amanecer del jueves
ya luz desierta.

Para comunicar con el autor vía email: johannesluis@yahoo.es

Durante la premiación, Sara Cotarelo, por Juventud Rebelde, entregó al padre de Johannes la obra de arte y libros correspondientes al premio. (Foto: Karel Leyva)