La nostalgia
de una mujer
indescifrable
Inmensa fue la sorpresa,
a la vez que la alegría,
cuando la descubrimos
Por Modesto Caballero
Como jurado del III encuentro nacional Décima al filo, el presente año en Guáimaro, Camagüey, tuve el privilegio de llevar entre las obras finalistas el cuaderno titulado “En algo más que añoranza”, de una mujer indescifrable, que bien podría ser, por la utilización de los resortes poéticos que conforman la esencia del movimiento de revitalización de la espinela, el de una joven creadora. Inmensa fue la sorpresa a la vez que la alegría, cuando al abrir la plica, descubrimos que detrás del seudónimo “Afrodita”, se ocultaba el nombre de nuestra queridísima Encarnación de Armas Medina. Nacida en Majana, La Habana, en 1933, Encarnación alcanzó en 1994 el premio del concurso nacional Cucalambé con su libro Beso que desata luz, dado a la luz el año siguiente por la Editorial Sanlope. Tiene además publicados, entre otros, los libros Tengo un ala, Abril no tiene la culpa y Atisbo desde el desvelo. Actualmente reside en Jaruco, donde colabora con la casa de cultura de ese territorio, como asesora literaria. Además, participa como jurado en distintos eventos poéticos en las dos Habanas. Incansable peregrina, es común verla en distintas peñas literarias también a lo largo y ancho de la tierra que la vio nacer y participa en los concursos de poesía en general, aunque su apego por la estrofa nacional le viene desde sus raíces.
En los últimos años ha sido merecedora de numerosos reconocimientos, en concursos nacionales como Ala Décima, Décima al filo y Modesto San Gil, de Ciego de Ávila. En ensayo, el presente año obtuvo el tercer premio en el Coloquio Historiográfico Canario.
A continuación, un poema del cuaderno mencionado.
LA NOSTALGIA Y YO
La nostalgia me lacera.
Se burla de mis resguardos,
me lanza piedras y dardos
y me asalta donde quiera.
Se disfraza de agorera
del olvido. Se agazapa
en siete puntos del mapa
de mi ser. ¿Entierra un grito,
o el llanto que no transmito
en mis pupilas destapa?
Me alienta o me desanima
cuando presiente un infarto,
si el amor que no comparto
es yugo que me lastima.
¿Juega a los naipes? ¿Se arrima
al arrecife o la espuma?
¿Es vértigo que me abruma,
o me sirve de consuelo
cuando por rampa de hielo
mi edad de fuego se esfuma?
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