Cuba Ala Décima

Naborí siempre
con nosotros

En un día de celebración como este, el Grupo Ala Décima está junto a su pueblo revolucionario, desfilando por las plazas y calles del país, identificado como la inmensa mayoría de nuestros intelectuales con la Declaración de la Unión de Escritores y Artistas y la Asociación Hermanos Saíz, y con acciones artísticas como la Canturía por la Patria que se inicia en la noche del Primero de Mayo, los recientes Conciertos por la Patria o la gira nacional del dúo Ad Líbitum dedicada a nuestros Cinco Héroes, todo en defensa de nuestra soberanía y en rechazo a la campaña mediática de los gobiernos yanqui y de la Unión Europea contra la Revolución Cubana.

En ocasión como esta, en que nos moviliza el amor por la Patria que a los poetas decimistas nos legó, entre tantos, nuestro padre espiritual, Jesús Orta Ruiz, El Indio Naborí (1922-2005), Héroe del Trabajo de la República de Cuba en 1998, lo sentimos como siempre junto a nosotros, con su proverbial devoción revolucionaria, y traemos a nuestro sitio un texto poético de la autoría de Héctor Arturo, dedicado al autor de Viajera peninsular cuando cumplió 60 años, en 1982, pero que conserva una hermosa vigencia. Por su extensión, ofrecemos aquí un fragmento, y el poema completo, junto a la reseña de su autor, mediante el siguiente enlace, en nuestra sección DECIMACONTEXTO.

GLOSA IRREGULAR POR NABORÍ

(Fragmento)

Por la floreciente orilla
que baña el Cauto en su giro,
iba montado un guajiro
sobre su yegua rosilla.
Una enjalma era su silla
trabajada en jibacoa,
de flexible guacacoa
llevaba en su mano un fuete,
y puesto al cinto un machete
de allá de Guanabacoa.

Juan Cristóbal Nápoles Fajardo
“El Cucalambé”

…Un rubí,
cinco franjas y una estrella.

Eduardo Saborit

-1-
Has cumplido, Naborí,
sesenta heroicos otoños
y creces en los retoños
que buscan su savia en ti.
Vienes de donde el mambí
partió a saldar su rencilla,
y andabas, con voz sencilla,
dándolo en tu verso todo
para que cambiara el lodo
por la floreciente orilla.

-2-
Vienes de donde la luna
era pared y era techo,
y de lo hondo del pecho
fue tu protesta montuna.
Ninguna arenga, ninguna
esperó por tu suspiro,
y luchaste, buen guajiro,
en tus campos con tu guerra
hasta ver libre a la tierra
que baña el Cauto en su giro.