Diálogo entre Holguín y La Habana
RONEL:
Concho, mi hermano querido, quien tiene un amigo, cien tiene y si llegara
un tren —aunque fuera inmerecido— de hermanos, hubiera sido con tu amistad
suficiente. La décima, que es torrente, siempre te perteneció. Contigo me quedo
yo y, quien lo escribe, lo siente.
PÉGLEZ:
Hermano, no es para tanto: Yo solo soy fogonero de este tren. Yo solo espero
con cariño cada canto de piedra para el encanto de la caldera. Mi orgullo —con
perdón de Perogrullo— es que cuento más de cien en este tren, que es tu tren:
Este tren también es tuyo.
RONEL:
Estoy de acuerdo, está bien, pero vamos, con razón, juntos en este vagón
del decimistico tren. Rimas fáciles hay cien, mil, un ceremil, quién sabe.
Vamos, hasta que se acabe el terrenal recorrido. Qué nos importa el olvido ni
el naufragio de la nave.
PÉGLEZ:
Que venga pues el naufragio posible, si en la estampida mortal, sé:
Tendrá mi vida de cada hermano el sufragio. Venga el enemigo adagio que en
olvidarnos se empeña. Venga la dudosa seña del islote al que arribemos, que si
hay naufragio estaremos los dos en la misma peña.
RECOMENDAMOS:
—De Ronel, en el sitio de la Uneac:
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PREMIO IBEROAMERICANO CUCALAMBÉ:
Etiquetas: controversia, décima, hermandad, Holguín, La Habana, poesía
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