Un día de Liuba María Hevia
y los trabajadores de la Cultura

Por Olga Lidia Pérez

Es diciembre 14 y en Cuba festejamos el Día de los trabajadores de la Cultura. Y tal vez fue el azar, quizás una certera travesura del destino, pero es el día en que también festeja su aniversario una artista inagotable e tenaz como pocas, surgida desde el movimiento de artistas aficionados, desde lo más auténtico y raigal de la trova cubana, con una obra sin dudas trascendente, que sabe llegar a todas las edades y a todos conmover: Liuba María Hevia. Ya la definió el poeta, casi desde sus primeros pasos:

Cuando al cielo se levanta
la voz cubana de Liuba,
desde el corazón de Cuba,
América sueña y canta.
Del panal de su garganta
surgen mieles de armonía
y nunca una melodía,
hija de las soledades,
mayores afinidades
tuvo con la poesía. (1)

Más de veinticinco años de trabajo, nueve discos (2), giras nacionales e internacionales, conciertos en teatros repletos a más no dar, visitas mensuales a hospitales infantiles y círculos de abuelos…, no han logrado saciar —para suerte nuestra— su insaciable sed de creación ni su vocación de entrega.

“No ha habido agua que haya podido quitarme esta sed”, confesó en una entrevista a Habana en Línea, y al referirse a su modo de trabajar añadió: “Yo soy obsesiva con el trabajo y no pienso en mí a la hora de seleccionarlo, de prepararlo, sino en el público que va a escucharlo, en no traicionar a ese público que lo sigue, en no desvirtuar lo que ya tiene en la mente sobre mí, pero a la vez ofrecerle algo nuevo, o algo más de lo que eres hoy”.

Y ese algo de hoy, de siempre, fue el que recibió el público que colmó el Teatro Karl Marx en su más reciente concierto en la capital, donde presentó su última producción discográfica, Puertas, otro encuentro memorable con la trovadora, que además de su arte, de su obra, nos muestra siempre la senda del agradecimiento, de la fidelidad, de la constancia.

Y este diciembre 14 inaugurará también su local de trabajo, en el centro histórico de La Habana que la vio nacer —y crecer—, allá en la calle de Los Oficios. “Ángel y habanera” le ha bautizado, como su canción, como su disco, un espacio privilegiado para la creación, para los sueños, para suerte y para bien de la cultural cubana, de Hispanoamérica, como sentenciara Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí, quien también afirmó en versos que…

Nuestra América y España
tienen en la voz de Liuba,
un coctel de piña y uva,
capulí, durazno y caña.
Canta Liuba y se acompaña
de un dulce instrumento moro,
y es como si el Dios sonoro
de los misterios del monte
le hubiera dado a un sinsonte
trinos de ángel y alas oro. (3)

1.- Jesús Orta Ruiz, Indio Naborí. “Liuba, una voz de Hispanoamérica”.

2.- Coloreando la esperanza, Alguien me espera, Del verso a la mar, Ilumíname, Ángel y Habanera, Puertas, Travesía mágica, Secretos cantados y Atentos, traigo un regalo.

3.- Jesús Orta Ruiz, Indio Naborí. “Liuba, una voz de Hispanoamérica”.