Una sensible pérdida
para la cultura tunera
y de toda Cuba
El destacado poeta, narrador, profesor de Literatura y ensayista Ramiro Duarte Espinosa, falleció ayer en la ciudad de Las Tunas, a los 70 años de edad. Duarte había nacido el 11 de marzo de 1940 en Pozo Salado, pueblo de campo de esta provincia. Deja como legado, además de sus libros —entre ellos, Versiones del Nefelibata, Consideraciones y juicios, Sobre el óseo perfil de mi esqueleto, Balada de los perros brujos, Ciudad deshabitada, La noche al revés y Figuraciones de la luz, este último merecedor de mención en el Premio Cucalambé 1992—, una lección de vida tesonera e infatigable, dedicada a la creación literaria y a la enseñanza de
Una muestra del cariño que supo sembrar en quienes compartieron con él vida y vocación, fue la celebración de sus 70 años, en marzo pasado, la cual devino tertulia de familiares y amigos, toda una fiesta de la amistad y la poesía, al decir del escritor Andrés Casanova. En el encuentro, los asistentes regalaron a Duarte décimas, anécdotas, elogios, y canciones en las voces de dos trovadores insignes de la provincia, Norge Batista y Freddy Laffita.
De su libro Figuraciones de la luz —“un cuaderno de nostalgias y sueños, donde el poeta, con desenfado asombroso, recorre los vericuetos más disímiles del alma”, según Leticia Fernández, especialista de la Casa Iberoamericana de la Décima El Cucalambé— es esta décima:
NO VOLVERÉ A VERTE MÁS
Di adiós al huésped que se va
y borra la huella de su paso.
No volveré a verte más,
si un día tu cuerpo baja
envuelto en una mortaja
a la sombra pertinaz.
Y no escucharé jamás
tus pasos en el camino.
Como el humo peregrino
se disipará tu huella,
como voladora estrella
en polvo de remolino.
Etiquetas: décima, homenaje, Las Tunas, libros, poesía, tributo
2 Comentarios:
A la/s 1:51 p.m., Mayda Anias dijo...
Tal vez, como ocurre casi siempre, comience a saberse más de un poeta muerto. La poesía, con su carga filosófica, la narrativa, con el sabor cubano de provincia, que es toda Cuba, y el ensayo con la prosa limpia y tersa de Ramiro Duarte, merecen la atención de las aditoriales, los lectores y la crítica.
A la/s 4:31 p.m., Unknown dijo...
Soy sobrino de Ramiro Duarte. Me llamo Alexis Hechavarría Duarte. Vivo en Barcelona, España. Desde pequeño aprendí a admirar a mi tío, y a través de él, descubrí la poesía .Lo recuerdo siempre en el portal de su casa de Las Tunas, leyendo como a él le gustaba, descalzo y sin camisa. Allí podíamos pasar horas hablando sobre literatura, sobre los sueños y las revelaciones, sobre los espíritus, el tiempo y la familia.
Tenía una manera muy especial de hablar y de escribir. Era un hombre sencillo y bueno y le encantaba conversar. Cuando iba a casa de mis padres siempre traía un tema de conversación nuevo, y con su fino y original sentido del humor, hacía de la conversación inteligente, una fiesta. Todo era sencillo y profundo en su diálogo. Era un verdadero filósofo. Su poesía y su prosa tienen un ritmo que enamora, una cadencia con sabor a "Pozo salado", su pueblo natal, y al rumor de todos los pájaros que cantan en la finca de mi abuelo Eduardo Duarte. Hay olor a camino polvoriento trillado por los guajiros de la zona, a las calles de las Tunas con sus coches de caballos. Hay cubanía y la indudable huella de una vasta cultura universal, que él adquirió
libro en mano a todas horas, buscando la verdad de la palabra y la razón de las ideas.
Yo sé que allá donde te encuentres, seguirás poniendo en versos las "Figuraciones de la Luz".
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