Mario Martínez Sobrino:

La quimera
es encontrar

“El poema no es la Poesía sino un movimiento hacia ella mediante el entusiasmo y los silencios de la palabra. Cuando el poema alcanza la Poesía genera una superrealidad que ilumina realidades diversas, constituyéndoles valores y sentidos. Las rescata de la infinitud de las contingencias, del caos de las normas, del transcurso hacia la Nada. No siempre el poema toca la Poesía; queda entonces como un acto heroico y erótico del lenguaje en su aspiración más alta. Esa es mi experiencia con estos instantes, palabras contra la irrealidad de la muerte, para denunciarla, confrontarla, para traspasarla; utopía del verbo, quizá”.

Son palabras de Mario Martínez Sobrino, uno de los creadores más importantes de la poesía cubana de los últimos cuarenta años, al decir de Enrique Sainz a propósito de la reciente presentación de su poemario A un lado de la noche (Ediciones Unión, 2008), en la Sala Villena de la UNEAC.

Según Sainz, “es una poesía de gran linaje, de sellada elocuencia, de plenitud verbal y de tensión emocional desbordante, sin placidez y con alternancia de silencios y espacios, por un lado, y de símbolos y visiones por otro, todo ello sin retoricismo ni actitudes más o menos barrocas, sin oscuridades ni escuelas literarias. No estamos ante un imaginario o ante una voluntaria construcción verbal, sino más bien ante un testimonio insoslayable de la revelación. Regocijo mayor el de llegar a escritura semejante, ya sea como autor, ya como lector”.

Mario Martínez Sobrino (La Habana, 1931), además de poeta, es traductor y ensayista. Durante más de veinte años ejerció la diplomacia. Ha publicado los poemarios Poesía de un año treinta y cinco (1968), Cuatro leguas a La Habana (1978), Tarde, noche, otro día (1982), Mientras (1992), Dueño del terror (1992), Largo verano (México, 1995), Cabellera de un relámpago (1998), Helechos (2001), y Figuras de tormenta (2004, Premio Nacional de Poesía Nicolás Guillén). Gracias a su gentileza, ofrecemos estas décimas de su autoría.

CUATRO DÉCIMAS DEL TROVAR

La quimera es encontrar

Como todo ha sido dicho
hay que volverlo a decir.
Cierto, es como rugir
por un león tanto bicho
contento y libre en el nicho
o encerrado en la pradera.
La voz está donde quiera,
la quimera es encontrar
en todo el aire un cantar
que no confunda a cualquiera.

Donde se es fiesta o se es rosa

¿Qué siente la rosa de
ir más allá del sentido
o cerca de tu sonido?
¿A dónde va si se fue?
Vuelve confusa a tu fe
y de todo lo que es cosa
una imaginas que es rosa
pues no la pudiste amar
al no hallarla en el lugar
donde se es fiesta o se es rosa.

Las palabras del sentir

Las palabras del sentir
hacen el árbol. Las ramas
doran color que ya amas
o es que se dejan asir.
La savia no ha de fluir
por fuerza: basta un momento
de adivinar el sustento
a la ceiba en su vigor
para oír el resplandor
ver sentir el pensamiento.

De un color que ya se estaba

Todo canto es de sirenas
cuando es muy ancho el cantar.
Es tanto el mundo de amar
que el amor alcanza apenas.
Infinitas las condenas
del canto, pues no se acaba
la casa del aire: traba
y fluir de otro comienzo
a lo largo de este lienzo
de un color que ya se estaba...