Hoy,
Alexis
Díaz Pimienta
en clausura
del Festival de Cine
de Huelva

El destacado poeta, improvisador, narrador e investigador Alexis Díaz Pimienta (Ciudad de La Habana, 1966; Premio Iberoamericano Cucalambé 2003 con su libro Confesiones de una mano zurda) nos ha pasado el siguiente mensaje:

Queridos amigos: Este sábado 24 de noviembre, a partir de las 10 de la noche, hora de España, actuaré como repentista en la Gala de Clausura y Premiación del 33 Festival Iberoamericano de Cine de Huelva. Dicha Gala será trasmitida en Directo por la 2 de TVE y por TVE Internacional, así que ustedes, amigos, y los amantes de la décima y la improvisación, o los simples curiosos, podrán ser testigos de cómo me juego una vez más la vida ante un micrófono. Espero que puedan verlo y que con su energía positiva me ayuden a salir airoso. Ah, y que lo difundan entre otros interesados, curiosos, amigos, colegas... Un abrazo, Alexis.

INFORMACIÓN SOBRE EL FESTIVAL
Este año es la 33 edición del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva. Se celebra del 17 al 24 de noviembre y sólo pueden participar películas de Latinoamérica. Este año concursan 12 largometrajes y 14 cortometrajes de Brasil, Chile, Argentina, Uruguay, Perú, Venezuela, Colombia, México, y Portugal que compiten por el Colón de Oro, el máximo galardón del certamen. El jurado de este año lo conforman el productor cubano Camilo Vives, el realizador argentino Trisan Bauer, el director mexicano Arturo Ripstein, la actriz argentina Adriana Aizemberg, y la productora española Paz Sufrategui.

De Alexis, el fragmento inicial de su Carta a Mozart. El poema completo puede verlo, mediante este enlace, en la sección Epístolas espinelas, de la revista digital La Jiribilla:

Querido Mozart: he vuelto
a ver cómo Milos Forman,
Tom Hulce y otros, te transforman
en un joven desenvuelto,
bien parecido y resuelto
a ser lo que luego fuiste.
Querido Mozart: es triste
que para pensarte deba
recurrir al cine. Prueba
de que el darwinismo existe.
Wolfgang Amadeus, genio
del piano, ilustre vienés,
desde temprana niñez
brillaste sobre el proscenio.
Precoz para tu milenio,
hábil duende del teclado,
no hubo persona a tu lado
que no se maravillase,
ni nadie que te escuchase
sin quedarse fascinado.