Ingeniera, maestra de primaria, periodista y poetisa. Todo eso al mismo tiempo, aunque se empeñe en decir que sólo es una isla. Colaboradora del Grupo Ala Décima en el municipio capitalino de Regla, donde reside, Mileyda Menéndez Dávila (Ciudad de
SÓLO UNA ISLA
El mar extravió el azul
esta mañana de invierno.
Avanzan desde el averno
las olas en blanco tul.
Se escapan de aquel baúl
donde confiné mis penas
cuando un brillo de azucenas
me convidó a amar de prisa.
El mar extravió la risa
que se me esparce en las venas.
Soy una isla habitada
por un ser continental.
Arde mi playa sin sal
ni arena. Yo vivo anclada
a sus silencios de espada
y arcabuz. Guardo el fragor
de sus mareas, su flor
de inquietas luces albergo,
y ante las dudas le yergo
un altarcillo al candor.
Pero el mar, de gris bohemio,
me suplica algún conjuro
que lo libre al claroscuro
del oleaje y el apremio.
Líquido ser que en abstemio
cortejo de algas me invade,
me exige un canto que agrade
su epicentro alucinado
y apague ese cruel costado
por el que mi ayer se evade.
Sus horas de enmudecer
me ofrece el mar, malherido.
Así aquieta su rugido...
Y yo ¿qué podría hacer?
Solo soy una mujer
arropada en el levante.
Un caracol titubeante
que en un tardío arrebato
halló su inquilino grato.
Un barco sin tripulante.
No tardará en disipar
esta invernal pesadilla
que sube por la escotilla
del poniente a deslumbrar.
Llega el mar a comulgar
con mis corales raídos,
y extravía en sus gemidos
la rabia, el pan, la confianza...
Soy una isla, y no alcanza
a tanto mar mis olvidos.
Para comunicar con la autora vía email: mileyda@jrebelde.cip.cu
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