Un decimista
estadounidense
improvisa cantando
con sus hijas
Por Pedro Péglez González
Publicado en Trabajadores
Hace más de una década que el estadounidense Philip Pasmanick, maestro de profesión, radicado en San Francisco, California, estableció lazos de amor con la poesía en estrofas de diez versos, en especial en su vertiente oral improvisada, y se dio a la tarea de investigar el empleo de la décima en la rumba.
Por ese camino, devino él mismo, además de un estudioso con varios trabajos teóricos realizados, un artista de la modalidad, para lo cual se hizo acompañar de dos bidones de plástico que él quiso fueran su acompañamiento musical, y con el tiempo se ha convertido en figura ya conocida en festivales internacionales de poesía oral improvisada.
Encuentros de este tipo, como se sabe, han tenido en los países de habla hispana, en los últimos años, una notable expansión, a partir del tradicional cultivo entre los pueblos hispanoparlantes de la décima y el verso improvisados, paralelamente a la vertiente de la décima escrita. Ha sido un fenómeno espontáneo con origen en las raíces —y por lo mismo comprensible y necesario—, bien distinto del carácter de resultado de una política cultural patriotera y populista por parte de Cuba, con más ribetes políticos que culturales, como lo están queriendo hacer aparecer, con insistencia, ciertas voces desde ciertos espacios digitales. Insistencia que, por cierto, no procede de la ignorancia, lo cual la hace más lamentable —la estulticia puede perdonarse— sino de un afán enfermizo por tergiversar las verdades de nuestro hoy y ahora culturales.
Pero volvamos a Pasmanick, que es el interés de estas líneas. Como antes dije, su propuesta artística se mueve en los registros de la poesía oral improvisada —conocida en Cuba como repentismo y con otras denominaciones en las restantes regiones de Iberoamérica—, con su consiguiente condición de arte de la inmediatez que la emparenta con manifestaciones de improvisación en otras disciplinas como las artes plásticas y la música, y alejada de las coordenadas de introspección y de necesaria complicidad íntima lector-texto que parece presidir en la contemporaneidad la poesía escrita, incluyendo la concebida en décimas.
Lo peculiar en el caso de Pasmanick ha sido su inclinación repentista por los rumbos, no de la música de origen rural, sino por los del complejo musical de la rumba, más bien localizado en entornos citadinos. El suyo es, por tanto, un repentismo del cual no tenemos noticias que haya otro cultivador. De sus investigaciones y realizaciones en este campo da testimonio su sitio personal digital Deciman, con presentación bilingüe, que con fino sentido del humor Pasmanick presenta con esta décima:
¡Oh farándula trovera,/ repentistas sin igual!/ Les saludo a cada cual/ con mi tonada rumbera./ Bienvenidos a mi esfera./ Mi blog extraordinario/ es interdisciplinario:/ texto, imagen, y sonido./ De mi parte sólo pido/ un rimado comentario.
Las presentaciones de Pasmanick en los escenarios de la modalidad en varios países ha crecido en protagonistas en los últimos años: Se le han incorporado en la versificación rumbera sus hijas adolescentes, Natalia y Noemí, que se han revelado como contrincantes de ley en la controversia. La primera de ellas lo acompañó recientemente al festival de Villanueva, en España, y sostuvieron allí, a su decir, una “controversia paternofilial en guaguancó”, que puede verse íntegramente, por Internet, mediante el siguiente enlace:
http://www.youtube.com/watch?v=xN48jRVdzbw
De esa larga controversia, que Pasmanick nos envió, transcribimos dos estrofas, en las que padre e hija debaten sobre el llevado y traído tema de la validez del hip-hop. Y téngase en cuenta que ambos estaban cantando décimas en una lengua que no es la suya materna. Después de un largo careo, como para zanjar la discusión, dice él:
Bueno, de eso nada sé./ Y no creo que me incumba:/ solo manejo la rumba,/ son montuno y el bembé./ Mas la razón te daré:/ Todo eso a mí me alegra/ siempre y cuando se le integra/ ritmo, verbo y melodía/ al unir la poesía/ con la gran música negra.
Y ella riposta:
Yo también te doy razón/ y yo sé que es la verdad:/ hay mucha mediocridad/ en el rap y el reguetón./ Pero estos estilos son/ también un gran semillero/ donde el moderno trovero/ de la poesía oral/ nos enriquece el caudal/ con un verso bien certero.
Por cierto, el mensaje en que Pasmanick nos envió esta controversia, él lo finaliza con una muestra de su sentido del humor. Sabedor de que nuestros detractores se han indignado porque Alexis Díaz Pimienta haya hecho una versión del Quijote en décimas e infieren que, por ese camino, llevará algún día el Popol Vuh a estas estrofas, Pasmanick se despide:
“Ahora tienes que disculparme, tengo el Popul Vuh en sonetos, he hecho casi la mitad, quiero terminar antes de mediodía y ganarle la partida a Alexis”.
Para comunicar con Pasmanick vía email : rumberomenor@comcast.net
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