Nos escribe la poetisa Mileyda Menéndez Dávila (Ciudad de
Hermano: Te mando este eco de mi inclusión en tu página (…) lo que escribí no es nada del otro mundo, pero el vino, aún de plátano, salió de mi bodega.
A continuación el mensaje del poeta santiaguero:
El viento enciende la noche
de tus labios. Bajo el coche
de la ternura un inerte
animal hace a la muerte
con la luz que no florece.
en las manos del espejo.
Y en la ciudad sin reflejo
tu ciudad desaparece.
tus senos me van hundiendo?
¿Dónde duerme cada horrendo
descuido que tus olores
juzgan? Tus murmuradores
sueños cantan sobre un lirio?
se igualan el polvo reza.
Y Mileyda le respondió:
Me gustaron las décimas y me animo a responderte la primera. Es un atrevimiento hacerme eco de tu fantasma, pero me rebotó esa sensación de ciudad que muere…
la ciudad desaparece.
Es certidumbre que crece
y destella cual matiz
de una asonancia. Es el bis
de una canción que a retazos
entona el alma, zarpazos
de urbanístico desaire
que enturbia el reposo, el aire,
la paz, la duda, el ocaso.
depongo el pan, la alegría,
la rabia del primer día
y el aura de mi reflejo.
Miro el camino perplejo
donde el eco de los coches
alarman con sus reproches
el empedrado dormido.
La ciudad muere. Se ha ido.
Sólo quedan sus fantoches.
Usted puede comunicarse con la autora mediante la dirección email mileyda@jrebelde.cip.cu
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