Cuba Ala Décima

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viernes, abril 27, 2007


Carlos Téllez y su
testimonio de padre

Con su poemario en décimas Hambre del piano (Editorial Sanlope, 1992), el poeta tunero Carlos Téllez Espino se incorporó a los que abrieron el camino al proceso de revitalización de la décima escrita cubana que llega hasta nuestros días.

De allá a acá, ha publicado otro libro, Campanadas (poesía para niños), textos suyos han aparecido en diferentes revistas de Las Tunas, Cuba, España, Argentina, México, Uruguay, Venezuela y Estados Unidos, y ha sido incluido en diferentes antologías de poesía en Cuba y otros países.

Trabaja para Tunas Visión, centro de televisión de esa provincia, donde ha realizado numerosas entrevistas a intelectuales de la provincia, y también lo ha hecho para la radio, así como en revistas y portales culturales en internet.

Es Licenciado de la primera graduación en la especialidad de Dirección de la Facultad de Audiovisuales del Instituto Superior de Arte, filial Holguín, año 1995. Gracias a su colaboración, ofrecemos estas décimas de su autoría.


TESTIMONIO DEL PADRE

Solo estoy con mis quimeras.
Las blando hacia lo imposible.
Ahora soy Dios, y es terrible
ser Dios de todas maneras.

Freddy Laffita

A Mayi


Mi hija me inventa Dios
para un salto detenido
y en mis brazos ha caído
como diciéndome adiós.
Mi hija se quiebra en dos
mitades que muerden, fieras.
Me vuelvo a las pendencieras
costumbres de hacer la vida.
Se quiebra, a un Dios me convida.
Sólo estoy con mis quimeras.

Y yo quiero desarmar
esta urdimbre cotidiana
porque mi hija se ufana
en su manera de amar.
Cómo puedo articular
no ser ese Dios creíble.
Cómo puedo ser tangible.
Cómo anuncio mis inviernos.
Tomo mis lanzas de infiernos,
las blando hacia lo imposible.

No quiero ser Dios, no espero
estar ausente del mundo.
De sus pobrezas no fundo
catedrales que no quiero.
Soy un hombre, siempre muero.
Soy el padre, lo posible.
Y en esa ausencia visible
donde me anuncio real
mi hija me ve inmortal:
ahora soy Dios, y es terrible.

Pero no voy a ser Dios
porque tampoco soy niño
-me vuelvo y el haz que ciño
se me rompe entre los dos -.
Pero no voy a ser voz
de tristísimas quimeras
porque no creo en postreras
salutaciones vencidas
aunque, inocente, me pidas
ser Dios de todas maneras.

Para comunicar con el autor: carlost@tunasvision.icrt.cu

 
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