Alegatos contra el viento
ALEGATOS CONTRA EL VIENTO (I)
Oíd, mortales, el grito sagrado…
Vicente López y Planes
(Del Himno Nacional Argentino)
Al poeta Ernesto Che Guevara
Para Héctor Celano
Oíd, mortales, el hambre de los ustorios. Ved: sus vientres devuelven la luz para incendiar el enjambre genófago. Pero estambre es Siracusa ante Roma. (Cuchillo abisal que asoma bajo el viento. Turbio labio. Lanzada espalda del sabio. Ah Roma. Ah siempre Roma). Ah Roma siempre y el seco presagio de la manzana (¿misma de Adán?), la manzana predestinada a algún hueco Dei gratia. Mirad el eco de los espejos. El zumbo de los que escuchan el rumbo pese a los dobles cantares del etesio. Son juglares del equinoccial retumbo de otro dios. Oíd la sed de la lluvia, de la muerte, por amarlos en lo inerte (¿parcere subjectis?). Ved su trampa. Cuánta merced ha de pagar el camino para ser ciudad. El sino oíd, mortales, del paria cristalizado en un aria para el coro. Oíd el vino derramado. Oíd la sed de los ustorios. ¿De dónde mana el agua que se esconde sobre la astuta pared del aire? ¿Cuánta la red que ha de pagar el aliento para ser arca? ¿El Adviento previó esta inulta paloma? (Ah Roma. Ah siempre Roma. Cuchillo bajo del viento).
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