Así, desde los primeros versos, se anuncia la fantasía en El jardín de los laberintos, libro con el cual Luis Mariano Estrada (Lewis), nacido en Guáimaro en 1963 y residente en Colombia, Las Tunas, alcanzó el premio de poesía para niños Principito en el 2005 y que en esta XVI Feria Internacional del Libro
Si una cosa salta a la vista desde sus páginas iniciales es esta: se trata de una obra en que la imaginación, el vuelo poético y la capacidad fabuladora se hacen cómplices para ponerse al servicio de la diversión de los pequeños lectores, condición sine qua non de toda buena literatura dirigida a los niños.
Que si lo es, por cierto, lo será para todos los públicos. No de balde dijo Stanislavski que para niños había que trabajar igual que para los adultos, pero mejor.
Luis Mariano me contó que su apodo data de la época en que estudiaba Inglés, disciplina de la cual se graduó en 1983 en el Instituto Superior Pedagógico de Manzanillo, y que es anterior a que se iniciara como autor de literatura infantil: Nada que ver entonces con un homenaje personal a Lewis Carroll, el escritor de Alicia en el país de las maravillas.
Tal vez anunciación sin que lo imaginara. El hecho de que no se lo propusiera no invalida la actual certeza del tributo: Luis Mariano de seguro podría, como aquel amigo de Alicia, fascinar a la niña con una narración en versos como esta, donde un largo viaje periodístico por el mundo (viaje al conocimiento y la bondad, a fin de cuentas) es aderezado con acertijos y misterios para retornar luego al punto de partida, el país natal, con un recorrido por sus distintas regiones.
Un poema en décimas, Rueda de prensa, cierra el volumen con el informe y testimonio del imaginario viajante reporteril y deja sabor a confabulación para una nueva aventura:
RUEDA DE PRENSA
—El nido de mi partida
fue el nido de mi regreso.
Paso a paso, beso a beso
recorrí mi isla querida.
Con una estrella encendida,
en las noches de apagón,
alumbraba el corazón
de mi gente. No fue fácil,
pero de manera grácil
hacíamos diversión.
—¿Harás otra travesía?
—Ya le dije al señor Vargas
que entre las cosas amargas,
la única yo les diría,
está la de Oceanía.
No pude sus tierras ver.
Por eso voy a volver
sobre el tiempo y sus caudales
a buscar sus manantiales,
su ritmo y su florecer.
—¿Conoceremos del viaje?
—Eso está en mi presupuesto.
Ustedes ocupan puesto
especial en mi linaje.
Son la voz, el reportaje
de los días y mi abrigo
al entrar por el postigo
que me regala la fiel
espesura de la miel
para mi panal de amigos.
Más información sobre este autor en el sitio cultural del municipio de Colombia, en Tunarte, portal de la cultura tunera.
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