Cuba Ala Décima

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domingo, febrero 25, 2007


De Matanzas, Mae Roque

Matanzas es conocida como la Atenas de Cuba, por su rica tradición artística y literaria, en la cual la décima ha tenido y tiene significativo espacio. La tierra yumurina de Carilda Oliver Labra concluye ahora, junto a las otras provincias occidentales, su etapa en la XVI Feria Internacional del Libro Cuba 2007.

En el municipio matancero de Jagüey Grande, en 1972, nació Marilín Roque (Mae), que ya cuenta con varios reconocimientos por su obra literaria, de la cual han visto la luz en forma de libros Imagen y semejanza (Ediciones Matanzas, 2002), Poemas para entretener al loco (Ediciones Vigía, 2003), La ronda (Ediciones Vigía, 2005), Yo, Safo (Ediciones Aldabón, 2005) y Aguas muertas (Reina del Mar Editores, 2004). Además aparece en varias antologías, entre ellas las conocidas Cuerpo sobre cuerpo sobre cuerpo (Letras Cubanas, 2000), Mujer adentro (Editorial Oriente, 2000) y La Estrella de Cuba (Inventario de una expedición) (Letras Cubanas, 2004).

Algunos de sus poemas podrá encontrar el lector interesado si visita Atenas, sitio de la cultura matancera. Mientras tanto, ofrecemos a continuación un poema suyo, en décimas del tradicional metro octosilábico.


GLOSAS A SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ


I

En la noche voy tras ella
por este cuarto vacío.

No importa el insomnio, el frío
si puedo entrar la huella.
De alguna forma su estrella
se perdió bajo mi mano.
¡Ay! No imaginas hermano
como destruye la ausencia.
Y en medio de esta demencia
siento un anhelo tirano.


II

No es un fantasma. Lo juro.
Su imagen secreta pasa
y arde todo entre la braza
de un fuego más tierno y puro.
Sintiendo su voz abjuro
de aquello que toco y miro.
No puedo hablar, no respiro
para que dure el encanto.
Espero más otro tanto
por la ocasión a que aspiro.


III

Y sin querer hallo muerte
en la mínima distancia
que acaba con la arrogancia
de mis deseos. Vaya suerte.
En ese momento advierte
su mirada que deliro.
Y guardándome un suspiro
me salgo a buscar la paz.
Pues nunca he temblado más
que cuando cerca la miro.


IV

Nos va uniendo la lectura
de un libro casi olvidado.
Ambas, con mucho cuidado,
sospechamos la aventura,
la innegable marca oscura
que habita el verso profano.
Y evitando ese pantano
de las más bajas pasiones,
acodada en los rincones
yo misma aparto la mano.

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