NELSON LIMANACIÓ PARA CANTAR
Foto: Argelio Torres
Si se quiere resumir en pocas palabras las actividades por el aniversario 13 de la Casa Iberoamericana de la Décima El Cucalambé, de Las Tunas, y el VII encuentro de peñas de la décima, puede decirse que fue una fiesta de la identificación entre los cultores de las dos vertientes de la estrofa nacional: improvisadores y escritores estrecharon allí su hermandad, tan necesaria para continuar elevando a planos superiores el cultivo de esta modalidad de la poesía.
Uno de los tantos momentos ejemplificadores de esa comunión, fue la clausura, efectuada en la Plaza Martiana de la ciudad, donde tanto unos como otros brindaron al público muestras de su obra. Durante la sesión de los pies forzados, infaltable en toda canturía, varios escritores, que antes habían lanzado al aire sus poemas, convidaron a los repentistas a concluir sus décimas con la frase por aquellos elegidas.
Modesto Caballero quiso para Nelson Lima, de Camagüey, una idea difícil de atrapar: “que sea mi tumba un verso”. Y Nelson, después de los instantes necesarios para la concentración en busca del fin propuesto, salió airoso con esta improvisación:
Yo nací para cantar
y alegrar a todo el mundo,
por eso en lo más profundo
del mundo quiero quedar.
Siempre me van a mirar
con el mundo que converso.
Por eso en este universo
de patria, amor y bandera,
pienso para cuando muera
que sea mi tumba un verso.
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