Pedro Juan Medina, premio de décima en encuentro nacional de talleres literarios
En el XXVII encuentro nacional de talleres literarios, celebrado recientemente en Ciego de Ávila, el jurado de la especialidad de décima, integrado por la investigadora María Eugenia Azcuy y los poetas Francis Sánchez y Argel Fernández, otorgaron el premio al joven poeta espirituano Pedro Juan Medina, por su poema Las madrugadas del errante, que hoy presenta Cuba Ala Décima.
No es el primer galardón que merece este autor, nacido en Trinidad, Sancti Spíritus, en 1976. Entre otros lauros, el pasado año 2005 alcanzó el segundo premio en el V concurso nacional Ala Décima con su cuaderno Otra ciudad se deshila, y el Premio Décima Joven de Cuba por su obra Techo infinito. En tales resultados, desde luego, se refleja su formación como activo participante del movimiento de talleres literarios en su provincia natal y también en la capital del país, durante su etapa de estudiante en
Textos suyos aparecen recogidos en revistas y selecciones, entre ellas la antología Que caí bajo la noche. Panorama de la décima erótica en Cuba, preparada por Waldo González López y publicada por Ediciones Ávila en el 2002.
LAS MADRUGADAS DEL ERRANTE
...esta inmensa pesadumbre
ha de abatir mi heroísmo,
y he de rodar al abismo
con la mirada en la cumbre.
Rubén Martínez Villena
Soñar despierto es un modo
de asirnos a la esperanza.
Noche a noche, su tardanza
hace en mi cuerpo un recodo
que apenas descubro. Todo
se evapora en la costumbre
de intentar que alguien alumbre
mis bríos. ¿Dónde germina
la distancia y no termina
esta inmensa pesadumbre?
Frente a Dios y derrotado,
me siento a escuchar la lluvia.
En otro sitio diluvia
bajo el crepúsculo. He dado
mis lágrimas al costado
que sangra. No seré el mismo
cuando el polvo y su egoísmo
me mutilen. Nadie sabe
que el vuelo turbio de un ave
ha de abatir mi heroísmo.
Hijo de la desmesura,
próximo a un dios que se apaga,
otra vez sobre mi llaga
llovizna y la sangre apura
su mal tiempo. La censura
me adelanta el cataclismo.
¿Será un violento espejismo
la tempestad que retorna?
¿Cada nube me soborna,
y he de rodar al abismo?
Impaciente, nada valgo,
porque de pronto el camino
desnuda este peregrino
resplandor. Insomne, salgo
a encontrarte, Dios, en algo
lívido aunque me acostumbre
a enmudecer y tu lumbre
torne aleve hasta el desierto:
caigo,
descubro que he muerto
con la mirada en la cumbre.
0 Comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal