Cuba Ala Décima

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miércoles, agosto 23, 2006


RECUENTO

Premio Ala Décima 2004


Los Césares perdidos,

de Odalys Leyva



En el cuarto concurso nacional Ala Décima, correspondiente al año 2004, participaron más de 50 obras procedentes de todo el país. El jurado, integrado por Luis Hernández Serrano, Olga Lidia Pérez y Modesto Caballero, todos miembros del Grupo Ala Décima, otorgó entonces el primer premio al cuaderno Los Césares perdidos, de Odalys Leyva Rosabal.

Nacida en 1969 en Jobabo, Las Tunas, desde niña fue a residir con su familia a Guáimaro, Camagüey, hasta que recientemente se trasladó a la ciudad capital de la provincia tunera. Es una de las voces destacadas de la poesía cubana actual, en especial la escrita en estrofas de diez versos. Cultiva también la literatura para niños. Ha publicado poemarios en Cuba y México y obras suyas han aparecido en revistas y plaquettes. Ha recibido numerosos galardones por su obra en verso y prosa. El más relevante, el segundo premio alcanzado en este 2006 en el concurso iberoamericano Cucalambé con su libro inédito Los Césares perdidos. Preside el Grupo de poetisas “Decima al Filo”, el cual fundó en el 2002, agrupación con la que el Grupo Ala Décima mantiene relaciones de estrecha colaboración.

Como es habitual, el Grupo Ala Décima publicó, en humildísima edición, un folleto con los versos de Los Césares perdidos. En su prólogo, con la firma de Luis Hernández Serrano, presidente del jurado, se comenta lo siguiente:

“Los inefables tropos que deambulan serenos entre las 905 palabras de Los Césares perdidos, cantan por los versos de esta “convicta” de la poesía, nueva Ariadna que ve romperse el hilo y no claudica desde su “extraña soledad”.

“Su imaginería refleja motivos de toques existenciales y ella sabe muy bien por qué revela que al final sólo hay el muro/ de un hospicio donde abjuro/ de todo Que nada importe/ cuando he perdido en el norte/ de otro cuerpo mi futuro”.

Ofrecemos, como de costumbre, un fragmento de la obra de Odalys premiada en el IV concurso nacional Ala Décima.


LOS CÉSARES PERDIDOS


Para R. G. S.


Porque he llorado al César tantas veces

en mi difícil traje de ermitaña

la soledad en mí no es cosa extraña

aunque el fuego desnuda mis reveses

¿Dónde guardo el calor que largos meses

disfrutara mi cuerpo lisonjero?

¿Adónde ha de partir mi desespero?

Ave César desata tu lujuria

que mi cuerpo se funde en la penuria

como el magma en volcánico aguacero


II

Me perturba tu indómito ostracismo

(mi remedio es oculta paradoja)

Si no valgo ante ti si soy la floja

mordedura si el trono no es el mismo

por qué voy a rendir a tu egoísmo

una lágrima más Tu ciencia fría

se resume en vulgar paleografía

mientras yo de tu inútil parquedad

construyo lentamente una ciudad

sin la praxis de tu filosofía


III

Será la piromancia tu obituario

cuando el cuerpo su llanto ya no calme

pero serán mis lágrimas la oxalme

que guardará tu grito reaccionario

Roma tendrá en secreto el relicario

de aquel dolor pasado

ya neolítico

tu recuerdo caerá sobre lo mítico

de mi propia leyenda sin fisuras

Será un placer cargar mis helgaduras

con tu obsoleto salmo de amor crítico


IV

Qué absurda la marioneta

que en las noches sin relente

echó su savia elocuente

en mi paciencia discreta

Fui rehén la fácil treta

quedó escondida en mi espejo

(alguien frunce el entrecejo

cuando en pequeña venganza

pongo infiel en la balanza

el rostro del que me alejo)


V

¿Por qué mi ropa raída

si los dulces manantiales

que conservo son iguales

al agua de mi partida?

¿Por qué la herida? ¿Mi herida

no acaba en el Coliseo?

¿Quién soy? ¿Quién soy si ya veo

como Ariadna roto el hilo?

Soy Penélope y vigilo

el retorno de Odiseo


VI

César ¿sabes qué presagio

se hunde en mis carnes? Traición

purgada en la salvación

es mi suplicante adagio

Roma no sabe el naufragio

que en tus paredes se oculta

César el placer sepulta

las piedras de mi paciencia

porque en mí estalló la urgencia

de un abandono que insulta


¿Temes a la maldición

al acoso de una brújula

que te guía hacia mi esdrújula

y noctámbula pasión?

¡No soy la superstición

que huyendo del espectáculo

echa flor en el umbráculo

ciego de una luz proterva!

César la dama y la cuerva

se redimen ante el báculo


VII

Porque en Roma no ha llovido

al fragor de la costumbre

es que padezco esta herrumbre

con fantasmas del olvido

¡Qué terrible es el descuido!

Al final sólo hay el muro

de un hospicio donde abjuro

de todo Que nada importe

cuando he perdido en el norte

de otro cuerpo mi futuro




Los Césares perdidos, óleo sobre tela de Carlos Rafael Vega, miembro del Grupo Ala Décima; obra inspirada en el cuaderno de Odalys y entregada a la autora en la ceremonia de premiación como parte del Premio. Utilizada al año siguiente como ilustración para la portada del folleto publicado.






Carlos Rafael Vega (Ciudad de La Habana, 1968. Ha recibido numerosos galardones en salones de artes plásticas).

Fotos: Tamara Gispert, colaboradora destacada de Ala Décima.

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