Karel Leyva ganó con décimas
en el Nosside Caribe
En febrero pasado, durante
Ello es un reflejo más de la altura estética que ha alcanzado la décima escrita cubana, inmersa en un proceso de revitalización cuyos principales protagonistas son precisamente los jóvenes poetas.
Karel Leyva Ferrer nació en Santiago de Cuba en 1975 y desde muy joven reside en la capital del país. Trabaja como programador cultural en
A continuación ofrecemos uno de los poemas de Karel premiados en el referido certamen.
Pasaje
Vientre, resoplar, moldura,
humedad del espartillo,
el casco rompiendo el brillo
de las aguas, la figura
que desfaciendo locura
avanza en el camposanto.
Háblase aquí del espanto,
del amor a toda costa,
cuando el poniente es la angosta
niebla agorera del llanto.
Sarracenos, peregrinos,
loores de codicia añeja,
sobre la tapia bermeja
cumplen los sangrantes sinos.
Con ademanes cansinos
parcas novicias se alzan
y en su mocedad no alcanzan
a dirimir que los hilos
cercenados por los filos
son las hebras que las calzan.
Mientras se anuncia el cadalso
de las vírgenes plateadas,
lanzan al viento estocadas
los caballeros del falso
juramento. Ya descalzo,
el hijo nuevo nos habla
del padre ausente, de tabla,
salvación y expediciones
al conjuro de los clones,
tierra adentro, donde entabla
diálogos con el profeta
el discípulo pagano,
que equivocando la mano
jura otra vez que la grieta
es el camino y la meta
del polvo y la semejanza,
atizando la venganza
absurda del ignorado.
Cada doncel ha ofertado
su costillar a otra lanza.
Desde la cruz altanera
la mitra embiste y el santo
vuelve a escaparse del manto
del soliloquio y la sera;
en el instante en que atera
sacrificar los anhelos
por lo inasible de cielos
para los puros andantes:
predicadores cimbreantes
de la cordura sin duelos,
dejando a otros el don,
los blasones del vetusto
caballero que da justo
el peso de su pendón
por bastas ínsulas con
ribetes de tierra santa,
donde la mies adelanta
el tibio pan del augurio
que tras el jardín espurio
muta en alivio y nos canta.
publicadas por PEDRO PÉGLEZ GONZÁLEZ @ 9:25 p.m.
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