
DÉCIMAS DEL CONTRAPUNTO
ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE
(Del libro Cántaro inverso, de Pedro Péglez González,
Premio Iberoamericano Cucalambé 2004;
Editorial Sanlope, 2005)
El contrapunto entre la vida y la muerte, el dudoso destino del ser humano en el convulso mundo contemporáneo, el sentido de la existencia, la incierta perdurabilidad de la huella humana, son temas que afloran en estas décimas, en las cuales el autor intenta el diálogo con grandes escritores muertos, para terminar apostando por proseguir la búsqueda de la luz.
TAKE THY BEAK FROM OUT MY HEART *
* The Raven, E.A. Poe
Para Juana Carrasco
“Caerán los ladrillos, las cornisas, las pequeñas
ventanas, las balaustradas de madera de las
escaleras (…) Se irá un testigo mudo de los
días neoyorquinos de Edgar Allan Poe y Manhattan
perderá otro encanto…”
(Diario Juventud Rebelde, 8-10-2000)
¿Y después después de todo
qué nos queda de la vid?
¿El polvo de Amity Street
85 y el lodo
antes de la lluvia?
¿El modo
de ser silencio otra vez?
Ah Edgar Allan
no es calle sino sepulcro
que nada sabe del pulcro
pájaro negro el envés
de un manuscrito extraviado
en la botella del siglo
The Raven entre un ceñiglo
de oro sobre el busto ajado:
Blanco y negro bajo el hado
del áureo animal protervo
¿Volverá un día el acervo
virginal de tu Lenore?
Ah Edgar Allan
-Nevermore
-grita el cadáver del Cuervo
CARTA AL MANCO QUE NO QUERÍA ACORDARSE
Don Miguel:
Para el espejo no hay sitio. Algún tragaluz regurgita un arcabuz que me apunta al entrecejo del ala. ¿Seré el hollejo en una mano longeva de parroquias? La manceba procesión de viejas cruces me besa y lanza de bruces a su Verdad: otra cueva, otra cueva de Medrano. ¿Cómo escapar de esta ancha deuda nuestra? ¿De
Yo tampoco quiero recordar a Argamasilla de Alba pero la escotilla sigue ahí.
Fiel,
su escudero
A
Vámonos
Valodia
al año de las banderas
No vuelvas la pierna al hoy
a estas selvas de estroncio
Quédate paño rojo
Reescríbeme El Baño en el índice
Yo puedo disolverme
en el denuedo
de apuntar sin tu escapada
futurista
Al camarada aquel regrésalo
al ruedo de la lumbre
Tengo miedo de quedarme
sólo en foto de mi padre
sólo en voto de castidad
Tengo un dedo
sólo un dedo
Te concedo su vértigo
y su clemencia
Yo no quiero
en la inocencia ser la tapia
Yo conjuro el dolor
que empuja el muro
contra el ónix
(La demencia es no estar
loco de ausencia)
Conjuro el óbice
al puma
al errático de espuma
la espada de la imprudencia
(perdóname Ilich)
la esencia del proscrito
y del postrero
Valodia
vpiriod
No quiero olvidarme
que te olviden
No dejes
que te suiciden
otra vez
porque me muero
BALLAD FOR PAPA
A la memoria de mi hermano Nelio Contreras
La mar es sólo una aguja
(Está muy triste la mar)
Escopetazo
Pilar
al pairo
El África estruja
su alarido
(Quizá ruja
una gacela)
En adiós
va Frederick Henry a los
brazos de Barnes
¿Por quién
doblan las campanas?
¿En
qué fuga tu sangre oh dios
oh dios broncíneo del verbo?
Roaring twenties
¿Avestruz
o vengativo trasluz
por toda la sombra?
(Acerbo
Thomas Hudson)
Salta el ciervo
sobre el abismo de tu ojo
Escopetazo
El cerrojo
hacia la vida se escapa
The sun also rises Papa
(Pero siempre nace rojo)
MANUSCRITO HALLADO DENTRO DE UNA BOTELLA
EN ALTA MAR, NO LEJOS DEL BÓSFORO
Para Karel Leyva
Ahora soy yo el que te llama desde el borde del Mar Negro. Padre, padre, ¿cómo alegro el agua gris? ¿Quién aclama tu frente bajo esta rama torcida del abedul? Si ya Sofia y Estambul no son tan lejos. ¿Qué sed te amaino yo, tu Memet? Si ya Moscú no es azul. Padre, padre, ¿dónde están el hombro, la certidumbre, la homínida mansedumbre en la cola de Sheytán? ¿Dónde se quedó el diván de planear tiempos lunares? ¿Y el estribo? Los ijares del porvenir no reaccionan y funcionan y funcionan los reactores nucleares de espalda al sol. Vieja edad retorna en un turbio auspicio al espejismo del juicio global del ego. Heredad de embudo. Padre, ¿verdad que tú me oyes? Deja fijo sobre mi pecho el alijo. Descansa en mí. La añoranza ahora soy yo. La esperanza sigue siendo el hombre.
Tu hijo
PALABRAS ANTE
Yo sé de un pesar profundo...
José Martí
¿Penas? ¿Quién osa decir
que me escamoteó el espanto
la terca luna?
Lepanto
no es más que el modo de asir
la pestaña de zurcir
con la otra mano
Si pliego
mis ventanas de labriego
impenitente ¿a qué pies
veremos alma quién es
quien te da el tósigo ciego
de amanecer?
¿En qué ruego
habré perdido el pivote
donde sembraste un cenote
después del rayo y del fuego?
Luego
de atar la lluvia y crujir
hay montes y hay que subir
Entonces cuando el remanso
revuelva el pistilo manso
¿tendré tiempo de sufrir?
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