Cuba Ala Décima

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martes, julio 03, 2007

Guillermo
Cabrera
Álvarez:
vivir como poeta

Por Pedro Péglez González

Escribió versos de manera ocasional, pero eso no tiene la menor importancia, porque su vida toda y su obra desde el periodismo y el testimonio es pura poesía. No de balde saludaba a los amigos con un invariable: “¿Qué tal, poeta?” Para añadir, como ha recordado Jorge Luis Canela: “Todos somos poetas, hasta tanto se demuestre lo contrario”. Y yo siempre entendí que para él ser poeta era algo más que escribir versos. Era haber hecho del paso por la existencia una profesión de fe poética. Y él la hizo y la cumplió.

Desde los tiempos iniciales de la revista Mella, fue para nuestra generación de periodistas un adelantado. Y como adelantado lo vimos siempre, hasta convertirse, andando el tiempo, a mi modo de ver, en uno de los más brillantes de la historia del periodismo cubano.

El pasado domingo primero de julio falleció víctima de un nuevo infarto cardíaco, mientras participaba de un encuentro con los lectores de su columna La tecla ocurrente en el central poblado de Guaracabulla. Un encuentro, a su decir, en el día-centro del año, en el centro del país, para hablar del centro de nuestras vidas: el amor al ser humano. Y también para honrar a su entrañable amigo Raúl Ferrer, nacido en la región central del país y uno de los poetas decimistas más significativos del siglo XX cubano. Así se cuenta, con otros detalles, en el reportaje La última ocurrencia de Guillermo Cabrera, de Dora Pérez Sáez, Mileyda Menéndez y Luis Hernández Serrano, publicado en Juventud Rebelde.

Algo más de una semana atrás, a sabiendas de que yo no estaría en la capital para felicitarlo el 25 de junio en el aniversario de su natalicio, le envié a mi hermano Guille por email este mensaje:

Dice una amiga temprana
que este año me pierdo el brinco
de tu fecha: el 25
estoy de Cucalambeana.
Como no estaré en La Habana,
me adelanto a los peldaños
del tiempo, porque a mis años
puede que el tiempo me pille:
¡Feliz 25, Guille!
¡Feliz, feliz cumpleaños!

Después, estando aún en Las Tunas, recibí la amarga noticia. Ahora, pensé mucho si publicar o no esta décima, cuyo carácter festivo contrasta con el dolor de todos por no tenerlo físicamente. Y concluí que yo no podía fallarle al Guille recordándolo con tristeza, porque él me enseñó a enfrentar la vida con todos sus momentos, pero poniendo por delante el dulce empecinamiento por oponer a sus adversidades nuestra capacidad de celebrar siempre todos los nacimientos.

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